Sonriendo me gritó ¡Eres tan idiota! Que ni el más estúpido podría entenderte. Quizá nadie pueda. Jamás. Ella amaba esos libros esos donde yo era como el protagonista enamorado estúpidamente de la protagonista alguien como ella. Porque nadie podría ser así de sinvergüenza como lo era ella quizá por eso la quería como dijo zafón en su libro por esa estupidez eterna de querer a alguien que te hace daño. Un día estando cerca del mar me dijo otro de sus pirobos . Eres un burro. Ni siquiera sabes la diferencia entre porque y por qué. Me das tanta lastima pobre ser ignorante. Marina tenia un conejo blanco hermoso al cual yo amaba tanto como a ella quizá a él más ya que no despedía esa hostilidad que ella si me tenía y quizá también porque el si me quería. No como ella. Nuestras madres eran amigas desde la infancia. Éramos obligados a jugar juntos. Ella me odiaba y yo que no sabía cómo responder siempre la quise como un tonto como un burro pero siempre la quise no podía no quererla quizá era admiración o quiza masoquismo puro. De alguna forma la quería. Y jamás la olvidé. No podia o no quería.
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