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    La niña de ojos estrellados.

    Andrés

    Sep 6, 2024

    72
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    Había una vez una niña, una niña con estrellas en los ojos. Desde el momento de su nacimiento éste detalle no pasó desapercibido por quienes la rodeaban. Algunas personas maliciosas la molestaban, se burlaban, la gente suele hacer eso cuando alguien es diferente. Pero la pequeña niña hacía oido sordo a esos comentarios, ya que por las noches su madre le cantaba, y en cada cancion hablaba de lo bello del cielo, las estrellas y su pequeña ; "Dios creó el cielo y la tierra, mí niña. Y a tí te ha colocado un reflejo de su creacion dentro de tus ojos, para que cada vez que te veas al espejo, recuerdes lo bello que es el mundo" le decía su madre.

    La niña creció y recorrió el mundo forjando su camino, atraía las miradas, a veces para bien, a veces para mal. Creyó encontrar el amor alguna vez, pero ellos no podian ver a través de ella, no apreciaban la complejidad de su belleza en profundidad.

    En el otro rincón del mundo se encontraba un niño solitario, el pequeño no veía la belleza y bondad del mundo, por lo que creció apartado de la gente escondido en un rincon. Su compañía fueron los libros y la brisa nocturna, en donde sentía comodiad, más no calor.

    Un día ellos se conocieron, ella sintió curiosidad por él, pero él cayó enamorado de ella, y de sus ojos. Vivieron un cuento fantásico de hadas y amor donde no hizo falta tiempo para acercarlos. El hombre solitario descubrió la compañía, lo que nunca había sentido, la calidez humana. La pasion de ambos fue un arma de doble filo, él cegado creyó poseerla, pero la mujer de ojos estrellados tenía demasiado espiritu para permitirle atraparla en su burbuja.

    Los cuentos de hadas se acaban al terminar el libro, y así fue como ella se marchó. La mujer con estrellas en sus ojos siguió recorriendo el mundo y disfrutando la creación de Dios, mientras que el hombre enamorado tuvo un descubrimiento, dentro de él seguía viviendo el niño solitario al que le faltaba su propio camino por recorrer.

    Volvió a leer por las noches, a veces a escribir, aprendió a cuidar al niño dentro de él. Sonreía cada noche al levantar la vista, y notar lo hermosas que se veían las estrellas.

    Andrés

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