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    La niña de la manzana

    Feb 14, 2024

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    La niña de la manzana
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    Lo escribí hace un par de años. Vale volver a recordarlo.

    Donde estes, que te lleguen los aplausos…

     

    No solo facilito arteterapia a otros, también lo pongo en práctica conmigo misma. Evocar, soltar emociones, expresarlas, son un bálsamo para la ansiedad y el estrés. Suelo observar pinturas, casi ser parte de ellas para descubrir todo lo que las pinceladas de color pueden mostrarme. Hubo una época en la que pintaba, ya no lo hago, se me da más escribir y muchas veces hago el ejercicio de elegir versos o partes de un relato para usarlos como disparador de ideas y despertador de emociones dormidas.

    Hoy las letras de Cortázar llegaron hasta aquí, y el alma sale a buscar recuerdos para liberarlos y ver la magia del vuelo y la calma…

    "Ojalá que cuando llegue el día, alguien me sostenga en su cariño, me perpetúe a través del afecto; será la prueba más honda de que no habré vivido en vano".

    La memoria comienza a irradiar imágenes. Esas que se me hacen visibles por las veces que me lo contaron.

    Estoy a este lado del océano, en un punto del Gran Buenos Aires llamado Florencio Varela. Corren los años 60 y esto es una gran localidad, pero conserva ese especial aroma a pueblo. En el centro de la avenida, relucen los prolijos bulevares, cubiertos de verde y sombra.

    La casa de Carlitos está ahí, sobre esa avenida y a la vuelta, en la que tiene local al frente, vivimos mis padres y yo.

    Tengo apenas tres años, me pierdo tras el mostrador. Desde ahí me asomo cada tarde cuando él llega diciendo “¿Dónde está mi amiguita Miri?”. Me descubre y me lleva hasta la ordenada pila de manzanas para que elija una y luego le indica a papá que le venda una igual de roja y perfumada. La lustra sobre el paño de la manga de su saco hasta casi sacarle chispas luminosas. Me sube y sienta sobre la madera firme de la mesa que hasta hace unos minutos era mi escondite secreto, él se acoda junto a mí. Espera que comience a comer con ganas la fruta y entonces da su primer mordisco.

    Me hace gracias e imita cada uno de mis gestos y posturas para hacerme reír. Juega conmigo mientras charla con mis padres. En casa siempre hubo cine, libros, música. Habla de lo suyo, de la peli nueva que está rodando, de lo que escribe. La conversación fluye entre mi padre y él, cada palabra trae a la otra y yo en medio, escucho, guardo y cuido cada una, porque ellas están comenzando a bordar mis alas.

    Mucho después supe que los dos tenían la misma edad. ¡Vaya luz la de los bebes nacidos en el 39! Por entonces tenían veintipico, pero él mantenía la apariencia de un adolescente. Parecía recién salido del colegio, con su impecable blazer azul, pantalón gris y mocasines de gamuza.

    El tiempo se fue llevando esas tardes en las que además de “amiguita Miri” me rebautizó como “la niña de la manzana “.

    Y entonces entraron pisando fuerte, los necios de mente pequeña, vistiendo de prepotencia y represión toda su enorme cobardía. Y todo comenzó a ser más gris y triste.

    Varios calendarios después volvieron los días de sol. Pero aquellas tardes ya no regresaron. Los años y la vida las refugiaron en el rincón de la nostalgia.

    Dicen que el corazón de Carlos Borsani (1), dejó de latir en Madrid un 14 de febrero de hace diez años. Yo creo que solo se puso en pausa. La cultura, su arte, el talento, las brillantes ideas, el carisma, el don de gente no tienen punto final. Aunque caiga el telón, las tablas seguirán palpitando. La memoria no tiene cerrojo. Y aquí la niña de la manzana, que hace largas décadas dejó de ser niña, aún sigue escuchando las anécdotas de aquellas tardes, escribe sobre eso y en los versos de Cortázar recuerda al vecino de la vuelta, el que se ganó ser sostenido en el cariño, perpetuado a través del afecto.

     ¡El que no ha vivido en vano! .

     

     Referencia Wikipedia

    Carlos Borsani (1)( ciudad de Florencio Varelaprovincia de Buenos AiresArgentina1 de septiembre de 1939 – MadridEspaña14 de febrero de 2012 ) cuyo nombre completo era Carlos Rafael Borsani, fue un actor de cine y teatro.

    Filmografía

    Actor

    ·         Los muchachos de mi barrio (1970)

    ·         ¡Qué noche de casamiento! (1969)

    ·         Mi primera novia (1966)

    ·         La gran felicidad (1966)

    ·         Voy a hablar de la esperanza (1964)

    ·         Cuarenta años de novios (1963)

    ·         Mientras haya un circo (1958)

    ·         El primer beso (1958)

    ·         Grumete (cortometraje) (1956)

    Guionista

    ·         La gran felicidad (1966)

    ·         Voy a hablar de la esperanza (1964)

    Director

    ·         La gran felicidad (1966)

    Referencia, Párrafos de la nota escrita por Rosana Torres en el suplemento Cultura del diario español El país, 15 de febrero 2012

     

    Carlos Borsani, vanguardia del teatro popular

    El dramaturgo, actor, letrista y productor argentino fue uno de los grandes protagonistas de la movida madrileña

    … Empezó a trabajar junto a Carlos Borcosque padre, cineasta y creador significativo en la Argentina de los años cuarenta y cincuenta. Con solo 15 años escribió a medias con él Voy a hablar de la esperanza, con música de Joe Borsani, su hermano, con quien trabajó durante toda su vida y cuyas canciones siguió incluyendo en sus espectáculos después de que este muriera, hace ocho años. Ambos hermanos fueron creadores fundamentales en la movida.

    Aún en Argentina, Borsani colaboró —aparte de con Borcosque, al que siempre consideró su maestro— con conocidos cineastas como Enrique Carreras y Carlos Frugone. Puso en pie proyectos cinematográficos, trabajó en programas de televisión y se convirtió, jovencísimo, en firme promesa del cine y del teatro. Estudió con la gran Lola Membrives. Narrando su experiencia profesional con ella afirmó: “En el gallinero de su teatro me enseñó, a hostias, a decir el verso”.

    …Una de sus primeras actividades en Madrid fue crear el Gad, un grupo de teatro rompedor que investigaba nuevos lenguajes escénicos, al que pronto se incorporaron Juan Ramón Sanz y Tizi Cifredo.

    …Provocador y enormemente generoso con sus amigos, libertario, muy culto e informado y apasionado por el cine y la música, padecía y gozaba de adicción al trabajo. Pero que nadie se lleve a engaño; se cuidaba mucho, no bebía, no fumaba, no se metía otras sustancias y estaba muy pendiente de su alimentación y su salud.

     

     

     

     

     

    Miriam Rodriguez Roa

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