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La nena.

Lucía C.

May 5, 2025

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La nena.
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Sábado 21 de diciembre, 1:23 am, 2025. Suena 'Volcán' de Loli Molina.

Algo se apodera de mí cuando pienso en ella, algo grita, algo cruje. Ella, esta niña, se manifiesta con fervor dentro de mi. De repente, mis cuerdas vocales son tomadas por las suyas. Y se remueven y se estrujan en gestos invisibles, como si intentaran soltar un grito desgarrador que sobrepasa las posibilidades de mi cuerpo.

Hasta ahora, en ella, todo ha sido silencio; pero esa cadena me resulta inconcebible.

Esta niña era la hermana de mi abuelo, fallecida en su infancia en manos de algo que desconozco.

Sé poco sobre ella, me enteré de su existencia hace unas semanas. Mi abuela reversionó las palabras de su exsuegra: era una niña rubia, muy rubia. Como el sol —agrego yo. Usaba silla de ruedas, no podía sostener su cuerpo. Se babeaba.

Le decían la nena.

Esas cuatro cosas son las únicas que quedan. El resto, está vacío. Mi abuelo, aun vivo, jamás habló de ella. Dudo que lo haga ahora. Y yo, que deseo mover cielo y tierra para averiguar más, igualmente siento que no debo preguntarle. Su voto de silencio es claro y la muralla de cristal impenetrable.

La nena. La nena. La nena. No logro lidiar con la ausencia de su nombre. ¿Qué espacio queda para quién no puede nombrarse? Esa falta la hace solitaria hasta en su muerte; necesito que sepa que yo la pienso y la siento. Que le prestaría el cuerpo si eso me permitiera pronunciarlo. Que corrí el velo, que no está sola. Que le guardo amor. Y complicidad. Y cercanía.

Es muy pequeña para quedar ahogada en el silencio presente. Y yo creo, que parte de este mundo le pertenece, y sé que la forma de retribuírselo es la palabra.

¿Habrá podido hablar?

Ella, con su pelo rubio al viento, las manos sobre la falda, ¿habrá oído su propia voz cantar junto a la inmensidad del campo? ¿Habrá dicho mamá, mirándola a los ojos? ¿O agua? ¿O luz? ¿O hermana, hermano? ¿Habrá reído?

¿Se habrá acunado a sí misma en la vergüenza o se habrá dormido sabiéndose amada? ¿Sabrá que estoy queriendo despertarla? Con cuidado, junto al resplandor tenue sobre la cama y mi voz en susurros, diciendo: nena, nena, vine cargada con las ofrendas más suaves que supe buscar...

Lucía C.

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