Rita, oh querida Rita, odiada por muchos e indeseable para otros. A simple vista, parece una chica a la cual nunca le faltó nada, pero siempre necesitaba todo. Sin embargo, para quienes realmente la conocen, Rita es más como una rata, moviéndose furtivamente y causando disgusto con su mera presencia.
Morocha, ondulada, su caminar pronunciado aclamaba su existencia en el lugar, asustando a todos a su alrededor. Nadie la necesita, así que ¿por qué echarla? Nadie la aguanta, así que ¿por qué pegarle? Yo la quiero, lejos de mí, obviamente. Su presencia es similar a la de un roedor, siempre merodeando, buscando algo que devorar. ¿Será por sus grandes y deformes dientes? ¿Será por su baja estatura? O simplemente por su estómago insaciable, ingiriendo sin parar, dando disgusto a aquel que la observe fijamente. Y nadie ha hablado de su higiene aún, ya que ningún humano se acercaría tanto como para olerla. Así que simplemente todos saben que no es buena en eso, pero nadie quiere comprobarlo. Oh Rita, mi amada Rita. ¿Quién pudiera entenderte? De no ser yo, nadie podría amarte tanto como lo hago, y eso que tampoco te quiero nada. Traes tanta alegría como enojo e invades lo más profundo del miedo de una persona. Eres el terror de los negocios, tanto que podríamos hasta decir que eres una plaga para aquellos con mentalidad humana. Pero hablemos más específicamente de vos como todos lo hacen, quienes hablan a tus espaldas y tú los escuchas a ellos sin querer. Hablan de tu vulgaridad, tu forma de ser, el simple hecho de que existas. Nadie te necesita en realidad, eres un error, siempre lo fuiste.
Debes apresurarte, Rita, oh mi querida Rita. Todos te darán caza si te descuidas, midiéndote las costillas rápidamente. Nadie sabe dónde estás, pero saben que estás ahí, a punto de arruinarlo todo, como siempre. Apareces cuando no te esperan y desapareces, quién sabe por dónde, llevándote la comida para tus hijos, ratera. Tu caza se pospone, pero nunca terminará. Asqueroso y humillante es el sentimiento de saber que no podemos controlarte. Psicológicamente no le afectaran las barbaridades que te decimos, porque eres una rata; físicamente no podemos dejarte peor de lo que ya estas, porque eres una rata; no puedo darte la comida que precisas para que sigas aquí, porque soy una rata; y finalmente no podemos dejarte seguir viviendo dentro de nuestro espacio, porque eres una rata.
Total, ¿quién quiere tener a Rita cerca suyo? Pues yo no.
Matias Lorenzino
Soy una persona que quiere empezar a escribir, subiendo cuentos/ novelas de a poco Marplatense
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