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La Mulata Y El Negrito. Capitulo 4.

Sep 29, 2024

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La Mulata Y El Negrito. Capitulo 4.
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El nuevo vestido de la chica era precioso, ella nunca pensó que podría llevar puesta una tele azul con muchísimo volados en la parte de la falda y mangas largas, pero que se acoplaban perfectamente a su cuerpo. Cómo si fuera poco, había una auténtico rubí en la parte del pecho del vestido.

—te vez hermosa. Dijo El Negrito levantando el pulgar.

—que suerte que tú y mi hija calsen lo mismo. Dijo el rey de los ogros.

—jaja, gracias. Exlamo algo ruborizada.

—bueno, ahora si. Vamos. Dijo Gumbau dejando el apicebto real, que era un gran oyó dentro de la propia cueva y avanzo junto a los otros 2.

Pasadas unas 2 horas de caminata llegaron al final de la cueva, solo tenía una puerta de madera desgastada.

—¿Allí adentro está el laberinto? Pregunto Mulata.

—Si —Dijo Gumbau— les adbierto, este laberinto fue hecho especialmente para que los intrusos se perdieran.

—Es porque la única entrada convencional está al final de éste. Por eso tenemos que pasarlo para salí. Dijo El Negrito, más para La Mulata que otra cosa.

—Dama le mano así no me pierdo. Pidió la Chica y así el chico lo hizo.

Entraron adentro del laberinto, los muros eran estrechós y las paredes grices, sorprendentemente lisas para los muros de la cueva.

El elfo seguía con atención al ogro y la niña no soltaba la mano del elfo, unos 10 minutos pasaron. La Mulata sentía que iban a ningún lado, solo se movían de derecha a izquierda, derecha, derecha, izquierda, al lado, al costado, al revés, para atractivo, hacia adelante y izquierda otra vez.

—¿Desde cuando trabajas para tus amos? Pregunto el picmeo a la chica.

—A... —la chica agradecía que le hablara de algo por el aburrimiento, pero justo esa pregunta era difícil de responder— no lo sé, desde siempre. Mi mamá una española que vino al virreinato para unas largas vacaciones, allí conoció a mi papá que era el sirviente de mis amos. Se conocieron y se enamoraron, aunque según mi ama solo fue un "momento de amor" así que creo que el amor les duró poco.

—jaja, clalor claro. Dijo Gumbau que no pudo evitar escuchar el relato, le entendía la inocencia de la niña.

El elfi le di unas patadita en el pie para que se calmara y no volviera a interrumpir.

—Mi mamá estaba apunto de volver a España, pero justo notaron que estaba embarazada así que se tuvo que quedar. 9 meses después naci yo, pero mamá murió en el parto y la famila a de España no me quería recojer, así que me tuve que quedar en Buenos Aires. A los 2 años murió mi papá de gripe, mis amos me han criado desde entonces, cuando fui lo suficientemente grande comenze a trabajar para mis amos, tenía... Uno... Cómo 7 años. Concluyó.

—Ha, que interesante historia. Dijo El Negrito con una sonrisa.

—Y por cierto, se me olvidó preguntarles ¿Porque están aquí?. Pregunto el ogro.

—Queremos encontrar el oro que se rumorea que está por acá, según entendí está al final de este laberinto y de paso regreso a la joven a su hogar. Dijo El Negrito.

A la niña le sorprendió que no la hubiera contado el detalle de la presunta hubicacion del oro, sería aún así no sentía que fuera algo de gran relevancia.

El rey los miro unos instantes antes de reírse.

—Ja, acá no hay nada de oro, los ogros del bosque se lo llevaron siglos antes de que yo siguiera naciera.

—no, no —inistio el elfo optimista— estoy segura de que permanecer acá, en alguna parte perdído. Dijo convicción.

—Amigo, en serio. Soy el rey del lugar si hubiera oro aquel yo lo sabría.

— Hay, hay tranquilo. Y para que vez que soy buen amigo compartido parte de mi mitad con ustedes.

—Bueno como quieras. Dijo sin ganas de pelear o de discutir con el.

Caminaron unos minutos hablando de frivolidades, cuando llegaron a una inmenza brecha en la tierra. Deberían de ser amenos 80 metros de largó, y de profundidadas de mil metros para abajo, pues debajo del inmenso poso había una oscuridad que parecía querrá escalar a la superficie con mucha desesperación.

Al otro lado había unos 7 metros de piso de tierra, y una puerta roja por la cual podrían salir de allí.

—¿Pero como vamos a pasar al otro lado? Dijo impactada. Era imposible atravesar tal distancia.

—no te preocupes —dijo el Rey— El Negrito puede hacerlos solo y yo te ayuda a ti niñita.

En ese instante el elfo tocó su tercer ojo, lo mantuvo presionada mientras comenzó a caminar. Cuando tocaba el vasio sus pies tocaron una especie de pue te invisible.

La chica no pudo más que exlamar un "wow" internamente.

— esto solo funciona conmigo, pero tranquila que cuando llege al otro lado yo te ayudaré. Dijo agradable Negrito.

Finalmente llegó al otro lado. En ese momento el ogro agarro con delicadeza a La Mulata.

—te lánzate para al otro extremo del precipicio y allí mi amiguito te ayudará a caer bien, no te asustes. No es nuestra primera vez.

La chica estaba apunto de preguntar por la vez anterior, pero decidió callar y en cambio decír.

—esta bien. Muchas gracias por todo Gumbau, y perdón por asustarme al principio cuando te vi.

—no pasa nada, acá nos despedimos. Pero si algún día estás en problemas di en voz alta "marou maroma" he iré tan pronto me sea posible. Dijo antes de lanzarla con mucha fuerza para el otro lado.

La chica voló, o al menos se sentía como si estuviera volando.

El Negrito hizo un movimiento de manos donde provoco la construcción de un círculo. Este círculo funcionaba como un almuadom gigante. Así que una vez que ella llegara, caería cómodamente como si fuera entre sábanas.

Sin embargo, la chica cayo en medio del círculo. Por un mal movimiento del elfo la chica en vez de caer y quedarse allí. Rebotó hasta el vacío.

—¡Mulata!. Grito El Negrito.

—¡Negrito!. Grito La Mulata.

facundo iocco

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