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La Mulata Y El Negrito. Capitulo 11.

Nov 20, 2024

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Volaban por los aires en el lomo de dragón. Gumbau había puesto a la chica entre sus enormes piernas para que no se galleta aunque solo por si acaso la sujetaba suave pero firmemente con una mano. Mientras que con la otra manejaba al enorme animal con unas sogas enormes. Cómo las que se usan para sujetar a los bercos en el puerto solo que para el ogro de cueva estas eran el equivalente a sogas normales.

—¿¡Pero como conseguiste domar al dragón!?. Pregunto La Mulata. Tubo que gritarlo ya que era difícil de escuchar su voz por todos el viento.

—¡Eso de los donadores de dragones en una historia falsa!. ¡Solo le pedí permiso y ya!.

—¿¡Cómo hablas con un dragón!?.

—¡Pues hablándole en dragones! ¿¡Que no se los enseñan en la escuela!?.

—¡No voy a la escuela!.

—¿¡Que!?.

—¡Que no...!

—¡Luego me lo dices que tengo que manejar!. Es fue lo que puso punto final a la conversación.

No pasó mucho antes de que Gumbau visualizar un enorme bosque donde había una pequeña hogera. Está lo sabía gracias al débil humo que salía de entre los árboles.

Agarro bien de las cuerdas la dragón y la bestia fue hacia arriba. Arriba, arriba, arriba. Hasta que cuendo parecía que no se iba a llegar más alto. Atravesaron las nubes.

La enorme criatura aletio un poco antes de sentarae en las nubes.

—Mulata. Agarrate fuerte del dragón. Yo iré a pedir ayuda de unos conocidos que viven por aquí. Tu revisa si mi amigo está bien. Decía mientras bajaba de moustro. Antes de que la niña pudiera contestar. Gumbau la dio un fuerte golpe en la parte de atrás al dragón que hizo que de un salto. Diera una vuelta en el aire. Y luego volviera a atrevesa las nubes solos que ahora en el sentido inverso.

Bajaron y bajaron en picada. Parecia que no se terminaría nunca la eterna caída. El grito desgarrador de la chica fue lo único que se oyó mientras seguían cayendo.

Finalmente en el instante antes de estrellarse con las compas de los árboles, el dragón se detuvo. Planeando brevemente para caer con mucha más delicadeza en el suelo.

Estaban rodeados por pequeños chazas circulares hechas de hojas, paja, barro y ramas.

Pero los pobladores del pueblo reaccionaron de manera disgustada. El Negrito que estaba en una jaula arriba de un fuego no podría estar más feliz.

—Jaja, ya se habían tardado. Dijo feliz y aliviado mientras que una gota de sudor recorría su cuerpo. Ya le estaba empezando a hacer mal el fuego.

Todos los ogros del bosque se lanzaron al ataque. Cada una saco una lanza del agujero de su máscara y con las ramas como manos comenzaron a intanatr atacar al mounstro.

Pero este solo nececito un soplido de fuego para espantarlos a Todos.

En eso el Rey Mayron apareció. Salío de su palacio que no era más que una choza un poco más grande que todas las demás.

Observo la situación. Si si máscara le hubiera permitido hacer un gesto de enojo, lo hubiera hecho el instante.

—¿¡Pero que demonios está pasando en mis dominos!?. La Mulata entre todos el caos lo escucho. Volteo la cabeza hacia el con un gesto de enojo.

—¡Voy a liberar al Negrito te guste o no! Proclamó la niña, que bajo habilmente de la criatura antes de agarrar una de las lanzas que uno de los ogros había dejado caer y golpear la jaula. El dragón despega y siguió tirando fuego por arriba del pueblo.

—¡Oye, cuidado con hacerme caer a las llamadas!. Reclamo El Negrito.

—Se hace lo que se puede. Insistió, la niña hacia lo que podía para que la canasta callera fuera de la fogata.

Mayron estaba tan fuirioso que por unos momentos se quedó paralizado. Finalmente pudo moverse y fua en dirección a la chica.

—¡Mulata cuidado!. Grito El Negrito.

La chica nota al rey con astas que estaba apunto de arremater contra ella. Movió la lanza de manera instintiva, más un reflejo que otra cosa.

Sin intencione de lastimarlo le dió en el ojo derecho de la mazara. La lanza entro casi en su totalidad adentro de el oyó. La niña no hacia más que gritar ante la impresión de lo que sucedia.

—Jajaja.

El rey no paraba de reír. Era increíble que una niña pensara que le haría algún daño. Lo que no sabía es que en ese momento a la niña se le ocurrió una gran idea.

Sin soltar el palo se arrojó a ella misma lo más cerca de la fogata que pudo. Agarro una de las brazos calientes, estaba tan concentrada en su objetivo que ni se concentrado en cuanto le quemaba el fuego. Golpea el fuego contra la madera de la lanza. El rey noto lo que está intentaba hacer y moviendo sus hojas la sujeto. Pero ya era muy tarde para el monarca. La madera se había incendiado y la niña con todas sus fuerzas arroja lo que quedaba del pala adentro del oyó.

Mayron la soltó sin la menor sutileza en el césped. Se movía de un lado a otra, gritando y jadeando de dolor mientras un espeso humo negro solo de ambos agujeros de su máscara. Mientras las hojas de arrugaban y quemaban. Hasta que su cuerpo entero entró en llamada. Rápidamente el cuerpo se consumio por completo.

—Creo que mate a ese hombre. Nerviosa.

—Crees. Con cierta ironía dijo El Negrito.

Pero aún no podían estar tranquilos, pues toda la secuencia la había precenciado una de las criaturas. La primera que La Mulata había conocido de esa especie.

Soltó un grito que fue superior a cada una de los otros gritos, un grito de rabia, angustia y desesperación. Tan aguda, chillante y cortante que todos en la aldea lo notar y se detuvieron. Hasta el dragón frono su ataque.

—¡Papá!. Grito Shi desesperada, ver morir a su padre y de una forma tan horrible es algo que traumatiza a cualquiera. Empezó a salir un espeso líquido violeta de sus ojos. El líquido era oscuro, muy oscuro, casi negro.

Salió disparada sin dejar de gritar hacia la chica. Ya no tenía armas ni nada que la ayudase y el dragón estaba muy ocupado con 20 ogros que se habían subido a su lomo como para ayudarle.

Estaba a unos cuatro centímetros de su cara, demaciado cerca, las ojas de su cuerpo la estaban por envolver. Ella simplemente no podía reaccionar cuando... Gumbau cayo desde el cielo hasta el piso, o mejor dicho. Hasta Shi. Aplastando su cuerpo.

La otra soltó un tremendo gemido de dolor. El rey no le dió mayor importancia, se limpio los pies en ella y sin darle importancia a La Mulata salió disparado hacia donde si amigo. Con sus enormes manos agarro un puñado de tierra.que coloco en el fuego y luego con mucha calma puso la jaula en el pasto.

—¿Estas bien?. Pregunto el Rey.

—Vivire. Fue su única y feliz respuesta.

El ogro posteriormente arrojó aún mas tierra para el cadáver del antiguo rey que se estaba incendiado. Extinguiendo las llamadas. La nueva Reyna se hacerco como pudo a su padre, tocando una de sus enormes astas que lograron aguantar sorprendentemente bien el fuego.

—¡Pueblo de ogros del bosque! —La Mulata asi como todos en el lugar voltearon sus cabezas para arriba. Era algo parecido a un grupo de ángeles. La niña casi se arrodilla pensando que el señor había venida a castigarla por el omicidio de un ser mágico. Pero podía estaras equivocada —No tenemos intenciónes de continuar con esta batalla. Solo denos a nuestro príncipe y todo saldrá bien.

Dijo el elfo de 3 ojos, diminuto y orejas alargadas.

facundo iocco

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