La muerte ronda cerca
Y yo no le tengo miedo
Miento, sé que miento a todos
y a mí
mentir me hace fuerte
Pero en esta vida se viene a jugar
A plantarle cara a una realidad que no admite excusas
Es cuestión de correr o quedarse en la estacada suspirando por un simple hálito de vida que alimenta un murmullo siniestro
Yo vi la montaña, vi el camino final, vi la luz debajo de un recuerdo maldito
Vi brazos que se alzaban anhelantes y tiernos, vi el oro y la miseria, el brillo de torres indecentes y la derrota de los crueles
lo vi todo y sé que
aún
no he visto
nada
La permantente ansiedad en mi rostro no se desdibuja tan fácilmente
Pero es solo cuestión de tiempo
De sosegar la respiración
Contar tranquilamente: uno, dos, tres, inspirar
Y serenar la cordura
Y comenzar otra vez a recorrer el camino
los pasos del trashumante eterno
que nos hace unos supervivientes
Mirar hacia todos lados
buscando un pedazo de realidad
Un resuello de seguridad en medio de estos días tan extraños
La muerte no se compadece
Lo sé
La muerte es ciega pero certera
Cabalga decidida en su potro de impiedad por la frente de unos y otros
Es así, no queda otra
Ha sido así desde que abrimos los ojos por primera vez
Y el miedo no es la solución
Mirarle de frente
Y bailar, bailar y sonreír
Abrir el corazón y llenarme de colores perfectos
Ese es el verdadero sentido para no dejarle ganar
Aunque sé que, al final, la derrota esté asegurada
me iré como un valiente sabiendo que no me supo controlar.

Yom Hernández
Aquí un licenciado en Historia, loco por la literatura que lee y escribe pertinazmente. Padre de tres libros publicados por Ed Atlantis, Ed Adarve, Ed Cuadranta.
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