No importa qué tanto recuerdes, qué tanto ames, qué tanto te aferres, la memoria de la carne es frágil, aunque tu corazón nunca olvide, la piel se rejuvenece, y con ella deja ir la textura del último tacto de ternura. Ojalá poder recordar todas las veces que me besaron con dulzura. Ahora solo soy una y mi cuerpo desolado extraña, y pide que solo sea tocado por quien ha escogido. He querido sacudirme en vano esta tristeza porque me he refugiado en la posibilidad que trae la incertidumbre. He sido obstinada, me he mentido diciendo que podría compartirme aunque sea solo físico con quien me sirva una taza, me ofrezca una sonrisa, camine conmigo. Siempre supe que no es cierto. El sexo es un lenguaje. De nada sirve conversar si no tienes nada que decir, de nada sirve que te escuchen si realmente no te quieren escuchar. Y la boca de L, el único destinatario a quien quiero llegar. Aunque ahora no recuerdo más que los poemas que le escribí.
7 jun. 2025
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