Oh, dulce flor que osas estar en los
aposentos de la casa del amor.
Aquella que brilla con fervor.
Tus palabras carecen de mentiras;
siempre luciendo genuinamente inocente
de la mentira que recorre tus pétalos rosados.
Oh, mentirosa mariposa,
robando la sinceridad de la flor que
te aportó tanta vitalidad.
Tus alas se mueven con la fuerza
de palabras mentirosas.
Avariciosa como cualquier otra.
No me engañas,
incluso aunque parezcas de cristal.
Genuinas mentiras que manchan los
pétalos rosados,
convirtiéndolos en un tono grisáceo.
¿Qué buscas?
No hay nada que ofrecerte aquí.
Aquella rosa rebosante de alegría
ha marchitado,
creyendo en una mariposa nuevamente.
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