Vámonos muy lejos donde nadie nos pueda avistar
(Donde la tierra rota no nos sepa tragar con esas ansias de terrible derrota)
Ni las bombas ni los partos estériles
Ni esos cuatro caballos del apocalipsis
Anunciados en los cuatros sellos que el cordero tendrá que romper
Vámonos sin dejar una huella para que la muerte no se atreva a buscarnos
Te invito a estar a la deriva de todo
Confundidos de tanta irrealidad
Allí donde el cielo se confunda con el mar
Donde bajar la guardia no tenga consecuencias
ni caídas de tensión
Para gritarle al silencio y flotar ante su cara
Para no poder escuchar
Para negarnos a reclamar lo que nada nos puede interesar
Evitar el caos que nos estremece con sus brazos de colérica ambición
Vámonos
Te invito a ver el fin del mundo desde nuestro balcón solitario
Con el mar y las olas dañando perversamente la estructura molecular de nuestra tristeza
Cuando se levante el viento
y la calma nos soprenda en un mismo cuerpo sabremos que estaremos vivos
En el paraíso no rercordaremos cuánto de rotos estamos todos
Cuánto durará la vida antes de reventarse para siempre
Y dejar solo un letargo
Una extensión apenas visible de lo que algún día fuimos
Vámonos
Es ahora o nunca.

Yom Hernández
Aquí un licenciado en Historia, loco por la literatura que lee y escribe pertinazmente. Padre de tres libros publicados por Ed Atlantis, Ed Adarve, Ed Cuadranta.
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