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    La maldición de los 9 años

    Brenda

    Aug 22, 2024

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    La maldición de los 9 años
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    Pienso que mi casa está maldita.

    O capaz nosotros somos los malditos, no sé.

    No sé si es la maldición de los 9 años.

    Mia se murió a los 9 años, no llegó a los 10.

    Ritsu también.

    Son cosas diferentes, uno era un gato y la otra era una perra, pero ninguno de los dos tuvo la oportunidad de llegar a los 10 años.

    Ritsu fue mi primer gatito, el primer rescatado de la veterinaria, y se murió de un problema respiratorio. "Ya es muy grande" me dijeron, "Mucho más no hay para hacer" y se murió.

    Lo de Mia fue muy diferente, un día no quería comer más, pensaron que era indigestión. "Traela mañana temprano para pasarle suero" Me dijo la veterinaria.

    La llevé todo el tiempo a upa el último día, no sabíamos que hacer. Decidimos con mi mamá llevarla a otro lugar a que nos den una segunda opinión, no funcionó.

    Cuando el remis nos esperaba afuera, ella se había despertado sangrando ya. La limpiamos, la envolvimos y partimos. Esa fue la última vez que la vi viva. Estaba envuelta en una toalla, yo la abrace todo el camino.

    Creo que tuvo convulsiones, pero no estoy segura, pensé que tenía frío, así que la envolví y la apreté más fuerte.

    Cuando nos bajamos del auto, le hablé a mi mamá. "Ma, revísala, no sé si está respirando"

    "Me parece que no" Me dijo, "Dámela"

    Se la pasé, y vi sus ojitos secos, su cabeza cayó para un costado, y ahí me dio ganas de morirme con ella.

    Me senté en la calle con ella envuelta en mis brazos, llorando todo el tiempo, mi mamá se quedó al lado mío, sin decir una palabra.

    La chica del remis se había ido, la teníamos que esperar, fue horrible.

    Cuando llegamos, mi mamá hizo un pozo, mientras yo la miraba con Mia todavía en mis brazos, aunque ya no era Mia.

    Mia ya no estaba ahí, su colita no estaba hecha un rulito, ya no le iba a poder soplar la cara para molestarla, ni pedirle que me de la patita o me choque los cinco.

    Le dejamos el toallón celeste, que era nuevo, pero a mi mamá no le molestó, la pusimos en el hueco en el jardín, y fue la primera vez que mi mamá lloró por ella, cuando la estábamos enterrando, antes no se permitió hacerlo, capaz fue por mí, o capaz no quería hacerse a la idea de que Mia, la Mia chiquitita no iba a estar más en casa.

    Yo pensé en cortarle un poquito de pelo, para quedarmelo, pero desistí a último momento. No quería molestarla más, aunque ella no supiera, y no necesitaba un pedacito de su pelo para recordarla, ella siempre iba a estar en mi corazón, y en el de mi mamá.

    Por ahí es mejor pensar que estamos malditos, que pensar en lo que hicimos o no hicimos para que las cosas llegaran a ese punto, no?

    Brenda

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