La poca luz que me quedaba en las manos,
la absorbiste.
Te di lo que tenía,
incluso lo que me faltaba.
Creí que podría sanarte,
como me gustaría a mí.
Solo logré crear más grietas en mi
corazón herido.
Sangre tibia bajaba por mi pecho.
Supliqué de rodillas por un perdón a un
dios que no me veía.
Supliqué de rodillas por una migaja de
amor a alguien que no sabía amar.
Supliqué por un adiós digno,
aunque solo recibí abandono.
¿Quién he sido?
Solo soy la tristeza que inunda mi pecho.
Soy la soledad que alberga mi corazón.
Soy el muro que protege mi corazón de
lo que jamás podrías darme.
Mis lágrimas son más gotas del mar
de tristeza que inunda mi pecho.
Mi sangre no es nada más que una
muestra sincera de lo que viví.
Las flores muertas en el jardín son
la representación de mi sentir.
El hogar que solía tener se incendió
junto a los recuerdos.
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