La Inopia

Cuando se vaya la luz, mi negra,
como terapia social
y pa' que no te calientes
el coco por la corriente
sentados en la hoguera vamos a conversar
las mismas cosas que hace tiempo debió hablar
el Hombre de Neandertal.

Frank Delgado.

Recibo noticias tristes de casa.

Como antes, cuando no existía internet, y los cuentos de ahora llegaban desfasados.

Al tiempo de cartas y telegramas, otra vez.

He tenido que aprender a grabar audios. Voy a enviarte notas de voz, para que los oigas cuando llegue la corriente, si es que alguna vez llega y así te voy contando las cosas.

Me explica mi tía.

Resulta que la luz se fue a eso de las 6 de la mañana y ya son las 10 y no ha venido. Pero estamos progresando y construyendo el mundo del mañana, o eso dicen los del Partido.

El pronóstico es que venga, en algún momento, de pinga. Dime hijo, ¿cómo hago? ¿Cómo hacemos?

Tu tío y yo hemos pensado en no comprar más comida, total se echa perder con los cambios de temperatura. A partir de ahora nos llenaremos con la oscuridad, eso sobra, las velas se gastaron.

Cocinamos en un fogón de leña, como unos aborígenes.

 No hay manera de sobrevivir.

Sí, definitivamente, hemos vuelto a los tiempos de las cavernas.

Estamos que cagamos y meamos por gravedad, un aburrimiento total.

No hay bombeo de agua, pero mejor así nos conservamos. Al final la cáscara guarda el palo.

Es como la nada, estamos parados en la inopia.

Un minuto y 45 segundos después me echa las bendiciones y hasta se ríe.

Mi familia, luego de 70 años, ha incorporado la resiliencia y el humor a cada desgracia acontecida.

En las historias que se cuentan de mi país, lo dulce del azúcar, solo habita en las canciones de Celia Cruz.

Queremos vivir aquí, pero no así.

El audio se corta…

 Mario, pero no Hernández.