mobile isologo

    ¡La hostia!

    Dolbach

    Jun 25, 2024

    0
    ¡La hostia!
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    La santísima maldad.

    Luego de matar el hambre, gula de angulas con pan recién hecho que el de ayer ni para sus perros vale, el orondo prócer da en ver que profesa, y participa también en la otra mesa.

    A la del Señor se acerca. Ahí su cómplice, otro orondo de igual guisa que con él guisa perdices y codornices y todos los demás deslices de una vida de pecado, envuelta en pátina de santos.

    Disimulo bien llevado aunque a nadie llama a engaño. Apariencias obligadas para las homilías coartadoras y que sirven de coartadas.

    Su socio, digo, en los desacatos a esta fe que dura menos de un rato, le da el ácimo, que es lo más pobre que come, por librarse, quiere creer, de algún pecado.

    Más que otro, el de apariencia. Que no soporta que lo vean no cumplir con lo sagrado, aunque en realidad, él y el que la consagra, saben de sobra que esa hostia es menos y hace menos que un buen guantazo. Menos que su palabra y lo por ellos firmado.

    Y con los dos, otros dos o unos cuantos: Guardia, terrateniente, cacique o boticario.

    Y así el cura, el alcalde y algunos de los nombrados, comen y beben y juegan a cartas y van a putas, aunque, menos el cura, los tercios están casados.

    Lo del matrimonio con Dios se dejó siempre de lado.

    Y ellos son los ejemplares, los que saben, los que rigen, los que mandan y hacen justicia. Ellos son los sucesores de los santos.

    Es lo que siempre ha pasado.

    ¡No me digan que no es para liarse a vergajazos!

    ¡Ay, Señor!

    Dolbach

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión