Adentro la tempestad,
la mas dura de las tormentas.
El roce de tus labios
como choques eléctricos
saben a la última vez
y el tiempo se deshace
en mis manos de hueso
y tus ojos me desnudan
dejando solo vergüenza y miedo.
El aguacero arrasa
lo que queda de mi.
La fragilidad de mi cuerpo
desgastado y errante
no hace mas que susurrar tu nombre
aunque nadie lo escucha
y nadie responde
y en la resignación
y en la soledad del adiós
mis pulmones se ahogan
en todo el amor que te pertenece
y ya no te puedo dar.
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