La falta de algo.
Aquello que no encuentro,
que sé que tenía pero ahora se ha perdido.
Aquella parte mía que era tuya.
Aquella niña que solo sabía saltar
la soga y caerse hasta rasparse.
Cada cosa que cuidaste y
que ahora es como si no pudiera
encontrar el camino de vuelta a casa.
Y te extraño como si te hubieras ido ayer,
porque no sabía que podía perderte.
Y ahora te extraño tanto que
no sé qué hacer.
Y los días son largos,
demasiado como para pensar en
lo que era el pasado.
Extraño las peleas que no dejaban heridos,
porque siempre sabíamos que eran
bromas sin maldad.
Y extraño cada historia que repetías
como un loro,
como si no me la hubieras contado
en cien ocasiones diferentes.
Y ahora te extraño tanto que el dolor pesa.
Ya no encuentro lágrimas y,
al mismo tiempo,
sé que hay un océano de ellas
en mi pecho.
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