Una adoración casi estúpida nace en mi mirada
tu figura en la neblina me hipnotiza
y no soy capaz de reconocer tu rostro
podrías ser cualquiera
perdido en el camino, un forastero
admirando las enredaderas apoderarse del lugar
y mis brazos están extendidos
un pedido de ayuda, un recibimiento cálido
o un intento de disipar la bruma.
Quiero que me relates tus aventuras
tus desamores, los lugares que hayas visitado
que el té se enfríe en la mesa
y la luz se atenúe con la caída del sol
a cuantos dioses hayas besado,
o que melodías inundaron tus madrugadas,
si habrás rezado entre las ruinas
o besado las manos de aquel que todo lo destruye.
Te veo llegar
tu figura en la neblina me hipnotiza
el agua suelta un chillido desde adentro
y el sol da sus últimos suspiros.
Tu cuerpo jamás se materializa
lo imposible del paisaje envía el mensaje
es hora de cerrar la puerta.
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