Me acerco a vos,
como quien se acerca al filo de la herida,
y te pienso,
tan mía,
tan ajena.
Te nombro en los rincones de la casa
como si fuera suficiente
para traerte hasta acá,
a mi cama,
a mi boca,
donde siempre te espero.
Decís que es tarde,
que la vida es un viaje,
y yo me quedo quieta,
sabiendo que no hay tren
que te saque de mi cuerpo.
Que no hay palabra
que te arranque de mí
sin romperme en pedazos.
Me dolés en los ojos,
en las manos que no saben qué hacer
cuando no te tocan.
Pero acá estoy,
esperándote,
como quien espera la lluvia
en medio del incendio.
No quiero otras bocas,
ni otros cuerpos,
ni otras historias.
Solo quiero tu voz,
tu risa,
y ese silencio
que se parece tanto al amor
cuando estamos juntas.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión