Un nuevo día, nuevos estómagos que hidratar. A veces siento como si solo me usaran, para luego descartarme una y otra vez, y así sucesivamente hasta el infinito. Se aburren de mi contenido, y van cambiando: sabor más mentolado, con manzanilla, amargo fuerte, digestivo, da igual. La mecánica es siempre la misma: Me calientan la panza, para luego succionarme hasta el alma. Por mi boca pasaron miles de bocas, bocas en ayunas, bocas mentoladas, bocas estresadas y bocas con el estómago vacío. He sentido los peores alientos que alguien pueda imaginar, y también los más reconfortantes. Soy el transporte público de las infusiones calientes, a través del cual los humanos se pasean los gérmenes entre sí. A veces en mis arranques de melancolía, pienso que soy solo un recipiente que entretiene el vicio y la miseria humana, la miel del oso hambriento, la sangre del vampiro deseante.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión