La danza inconstante

                                         La danza inconstante

Giro alrededor de ti

casi parece una danza inconstante y silenciosa

así, sin coreografiar, sin buscar la belleza ni la obviedad

cada paso que doy es

como una frágil cadencia de un recuerdo no vivido,

pero que hace que mi cuerpo se refleje en ti

eres bueno para revelar verdades

y, ahí estás,

en tu permanente parsimonia

observándome como se observa

a una presa atormentada por el miedo en

la sabana africana

que tiembla/padece/cree que hoy será su ultimo día

y yo, al menos, me dejo cazar

no pretendo correr,

escapar se me da muy mal,

me gana la pereza de luchar por mí

sé que al final de todo me dejaré atrapar en un diálogo sin fin

del que seguramente saldrás vencedor

y tú, desde la otra esquina de la cama,

parapetado en esa frontera invisible de sabanas arrugadas

y almohadas como colinas infinitas

me haces preguntas que no sé contestar

que realmente no me interesa responder

porque yo solo quiero seguir bailando para ti

exhibiendo la risa como único consuelo

la canción que tarareo desde la mañana en la que se encendió el sol

y brilla alrededor de mi cuello herido por la luz

y ese fuego que pretendo ignorar

pero que sigue allí

impertubable y pueril.

 Me pregunto cómo podría cambiar las cosas

cómo podría llenarme de coraje

dejar de debatirme en lo que es mejor para mí o para los demás

dejar de pensar en mi pequeño mundo de cristal y abrir las alas

contar mi historia y dejarme embargar por la de los demás