En la antigüedad, los filósofos se sumergían en la búsqueda de la naturaleza del ser, intentando comprender la esencia de nuestra existencia. Hoy, en medio de la vida moderna, esa búsqueda sigue siendo relevante, pero con un matiz diferente: no solo se trata de entender, sino de encontrar un propósito. Vivimos en una sociedad que, muchas veces, nos pierde en la rutina del “ahora”, sin un rumbo claro, atrapados en una repetición constante.
Personalmente, me intriga el hecho de que busco crear algo, y siento que he encontrado un propósito, aunque pequeño. Algo que, en mi experiencia, muchos aún no han hallado. Y creo que esa búsqueda y esa creación, aunque parezca ínfima, es uno de los sentidos de la vida misma. O al menos, así lo veo yo. El propósito no es algo grandioso o necesariamente visible para todos, pero es lo que da dirección a la vida, lo que le da forma a lo que somos.
Quizás en esta vida estemos de paso, y nunca sepamos cuándo será la última vez que el sol nos ilumine en la cara. Por eso, siento que el verdadero propósito es dejar un lugar mejor que el que encontramos, aunque sea de forma pequeña. Ese es, para mí, el reto más grande: contribuir, de cualquier manera posible, a algo que trascienda y que perdure, incluso cuando ya no estemos o al menos haberlo intentado.
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Matias
Creador, Emprendedor. El estoicismo me ha ayudado a navegar la vida y a seguir aprendiendo cada día. En este espacio, comparto lo que voy descubriendo.
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