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La condena de ser

aylu

Nov 2, 2025

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La condena de ser
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Sartre:

This is what I mean when I say that man is condemned to be free: condemned, because he did not create himself, yet nonetheless free, because once cast into the world, he is responsible for everything that he does.

Camus:

L'absurde, c'est la raison lucide qui constate ses limites.

There is but one truly serious philosophical problem, and that is suicide.


 A veces pienso que no es que nadie cumpla mis expectativas.

Tal vez el problema no sea la gente, sino este hueco que tengo adentro, esta necesidad insoportable de que algo —o alguien— logre completarme.

Pero nada lo hace.

Ni el amor, ni los proyectos, ni la idea de futuro.

Y cuanto más espero, más se agranda el hueco, como si el deseo fuera una grieta que se alimenta de sí misma.

Sartre tenía razón: estamos condenados a ser libres.

Condenados porque nadie nos explicó cómo se lleva el peso de ser responsables de todo, incluso de lo que no elegimos.

Yo no pedí pensar tanto, sentir tanto, exigirme tanto.

No pedí mirar al mundo con esta mezcla de ternura y hartazgo, buscando algo que nunca aparece.

Pero igual lo hago.

Porque ser libre es eso: no tener a quién culpar.

Y entonces me pregunto si mi insatisfacción es una forma de cobardía.

Si no será que espero demasiado de los demás para no enfrentar el hecho de que nada puede llenarme, porque no hay un molde original que llenar.

Quizás lo que busco no existe, y yo sigo persiguiendo sombras con nombres propios, queriendo que alguien encaje en un deseo que ni yo entiendo del todo.

Camus lo diría mejor:

el absurdo es la razón lúcida que reconoce sus propios límites.

Y hay días en los que siento que mi razón se choco contra esos límites y se quedó ahí, mirando el vacío con un cigarrillo apagado en la mano.

El mundo no me responde, y sin embargo, sigo haciendo preguntas.

Sigo buscando sentido en cosas que tal vez nunca lo tuvieron.

No creo que la vida sea triste por falta de belleza; creo que duele porque la entendemos demasiado.

Porque vemos la grieta entre lo que queremos y lo que hay.

Camus decía que solo hay un problema filosófico verdaderamente serio: decidir si la vida vale la pena.

Y yo no tengo una respuesta cerrada.

Solo sé que, incluso en los días más vacíos, algo me hace seguir.

Quizás no sea esperanza, sino rebeldía.

Una especie de amor terco por la vida, aun cuando no me devuelve nada.

A veces imagino a Sísifo empujando su piedra, y me veo ahí.

Empujo la mía sabiendo que va a caer, pero igual la empujo.

No porque crea que un día se va a quedar arriba, sino porque en ese esfuerzo inútil hay algo que me justifica.

Una forma de decir: “sigo acá, a pesar de todo”.

Quizás eso sea vivir: seguir, incluso cuando todo parece repetirse, incluso cuando nadie cumple lo que esperás.

No sé si soy insoportablemente exigente o simplemente consciente de que la realidad nunca alcanza lo que imagino.

Pero si bajara mis expectativas, si me conformara, si dejara de sentir esa punzada de vacío…

¿seguiría siendo yo?

aylu

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