en la pantalla
el río se incendia
los peces flotan
como cartas sin abrir
muevo el control remoto
y pienso
que sucede lejos
que nada toca mi mesa
pero en mi patio
el agua se esconde
las raíces se quiebran
y el aire que respiro
es un vidrio empañado
me digo que no es nada
que la tierra resiste
que otros cargarán con el dolor
mientras mis hijos
juegan en la grava envenenada
qué herencia les dejo
si no un cielo rajado
y un mar con cicatrices
me distraigo con noticias
una voz sonríe
como si todo fuera un juego
y yo también sonrío
para no escuchar
el golpe de la sequía
en mi puerta
la indiferencia es un sofá
donde me siento cada noche
un sofá que se hunde
y arrastra conmigo
los nombres de mis nietos
cuando ellos miren atrás
qué encontrarán
no un árbol para sombra
no un río para aprender el reflejo
no un aire limpio para el primer grito
les daremos un álbum vacío
les daremos las cenizas de un jardín
les daremos el silencio
donde debería haber cantos
y todavía me repito
que todo pasa lejos
que no es aquí
cuando en realidad
el mundo se derrumba
debajo de mis pies

Giovanni Battista Manassero
Escribo para encontrar lo extraordinario en lo cotidiano, entre el absurdo, la nostalgia y el mate bien amargo.
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