la voz sin rostro
esta vez no concedió el perdón
avivó el fuego que empezaste
encendió la chispa que no pudiste ahogar
la campana repicó tres veces
anunciando la sentencia demorada
el órgano exaspera
el incienso asfixia
la voz sin rostro condena:
"arderás en el infierno con las otras de tu clase"
mis pulmones se llenaron de humo
mis ojos se consumieron
mis cabellos se encendieron
mi carne se cocinó lentamente
la puerta del confesionario se abrió
y vi a mi cadáver carbonizado caer
desprendiendo pequeñas flores negras
que se esparcen por el aire.
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