La casa de mi abuela olía a limón.
Dicen que el olfato es el sentido que más reactiva tu memoria. Pues, cada que huelo limón, recuerdo a mi abuela.
Recuerdo ese olor cítrico que me revolvía el estomago a tempranas horas de la madrugada, con la panza aún vacía.
La casa de la abuela olía de esa forma porque tomaba casi exclusivamente té con limón: siempre veías el jarro con un par de limones en la hornalla. Parecía ser el único ser de la Tierra que lo tomaba por gusto. Mi abuela solía confundirme de esa manera. Era muy chiquita, no entendía bien lo que pasaba, pero en mi casa siempre hablaban mal de la abuela. Por algo habían peleado, y a menudo deseaban que "se muera ya la vieja esa".
Me confundía porque, aunque no tuve tiempo de conocerla mucho, no me parecia una mala persona. Se notaba que ya tenía un poco ausente la mirada, pero siempre me trataba dulcemente y me hacía reir. Cuando sabía que iba a pasar por su casa me preparaba un jarrón aparte con mate cocido, porque sabía que no me gustaba el té con limón.
Cada que huelo limón, recuerdo a mi abuela. Y me pregunto si cuando la huelo, significará que ella esta cerca. Me pregunto si buscará hacerme daño por lo que le hizo mi familia. Me pregunto si sabrá que esa mañana en la que le serví el té, yo no sabia que el medicamento que me había dado mi madre era veneno.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión