Presa de mí,
presa de vos,
presa de esta soledad que desconozco.
No sé quién la trajo.
No sé si fue tu abandono
o mi insistencia en quedarme.
Solo sé que está,
como una niebla que no toca el suelo
pero me asfixia igual.
A veces pienso que me encerré sola.
Que fui yo la que giró la llave,
la que eligió esta celda sin barrotes,
hecha de promesas que ya no saben respirar.
Pero otras veces…
otras veces te escucho del otro lado,
suspirando el mismo aire viciado,
llamarme sin voz,
y me pregunto si estás tan atrapado como yo.
Te busco en el reflejo de mis propios gestos,
en el hueco que dejas en mi sueño,
y en los pensamientos que no me pertenecen
pero igual me visitan cuando cierro los ojos.
Y me doy cuenta:
ya no soy una,
ni dos.
Soy yo con vos,
yo sin vos,
yo contra mí,
yo ausente de mí.
Y esta soledad que no reconozco,
¿será mía o será tuya?
¿O será un tercer cuerpo
que engendramos al querer olvidarnos?
Somos peregrinos de una noche eterna,
caminando entre estrellas apagadas,
esperando que el silencio nos revele
el misterio oculto de seguir sintiéndonos en el vacío.
Presa de mí,
presa de vos,
presa de esta soledad que me nombra
sin saber mi nombre.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión