La buena ventura.

¿Vivir mal o morir bien?

Le habían preguntado ya demasiadas veces a aquel que se decía sabio y muy pocas habían sido las respuestas claras y muchas menos las respuestas acertadas. El supuesto erudito lo era tan solo en mostrarse como tal, al modo del gobernante fraudulento que sabe venderse, prometer, embaucar, ganarse la confianza del pueblo para luego vivir a su costa. Así, aquel Merlín de cartón piedra, llevaba años engañando a su protector, el Gran Visir de Thurmatón.

Se hacía llamar Cleóbulo, como el que en la antigua Grecia si mostró ser docto ilustrado, pero nada tenía de aquel, como no lo tenía de Solón, Quilón, Tales ni Bías, ni de Pítaco ni de Periandro. Nada de ellos, porque un sabio no es el que usa su inteligencia para el abuso, no, un sabio es el que entiende que vivir es respetar, enseñar y aprender desde la humildad, compartir lo material y lo intangible. El pan y los sueños.

Y no, no supo dar respuesta a aquella cuestión. O si la supo, no quiso darla.

¿De dónde había venido aquel Rasputín? Nadie lo recordaba. Había servido al padre tantos años como llevaba ya sirviendo al hijo. ¿Por qué uno y otro lo habían aceptado? En la corte y en las calles, todo el mundo sabía de la iniquidad de aquel ser, engañoso, vil, y más feo que el tal Picio.

Era martes. Los principales se habían reunido en el Gran Salón del Reino, el lugar reservado para las grandes cuestiones.

Habló el edecán:

-Autoridades y pueblo de Thurmatón. Vamos a formular la pregunta a Cleóbulo y su respuesta será Ley.

Un murmullo temeroso se extendió como una niebla de invierno.

-¡¡Silencio!!

El edecán fue obedecido.

El Visir presidía ensimismado, como si no estuviera allí. Quizás todo le diera ya igual.

El edecán volvió a alzar su voz:

-Cleóbulo, tras muchos años de aceptar, el pueblo ha decidido que es hora de poner remedio a esta situación. Tú aconsejas al Visir y el Visir protege tu vida y te viste y te alimenta y te procura el existir en el lujo. Ahora, en esta situación de miseria en la que nuestro reino se ha sumido, y con todo el derecho de un pueblo entero, te preguntamos:

“¿Eres tú el culpable de los males de la nación o lo es el Visir?”

...

Subsidiaria: En EEUU hay un número de pobres mayor que toda la población de España. ¿Como entender que ese país vaya por el mundo pretendiendo llevar orden y democracia cuando tiene tanta miseria entre sus propias fronteras?

Si no le importan sus pobres, ¿Como le van a importar los de los demás?

Cleóbulo no tiene respuesta salvadora, tan solo sus mentiras y las armas del Visir.