la bendita cicatriz

un muchachito que camina constantemente contra la corriente invisible, una fuerza implacable que parece nunca detenerse. a pasitos de pico—pala, sentía que el peso del mundo lo arrastraba más, y aunque su cuerpo seguía avanzando, su alma se desmoronaba lentamente, tal vez sin intenciones de luchar. las cicatrices que marcaban su piel eran solo el reflejo de las heridas visibles que llevaba en su corazón. cada una de ellas contaba con la historia de desesperanza, de momentos en los que se había rendido sin decir palabra, sin pedir ayuda.

creía que si alguien lo miraba de verdad, si alguien llegaba a ver más allá de su fachada, podría encontrar alivio en su dolor. no pedía un truco de magia, ni una respuesta definitiva, solo deseaba refugio, un rincón donde descansar en sus momentos de vulnerabilidad, pensaba que tal vez una mirada comprensiva, una conexión genuina, podría darle fuerza para sanar las heridas que ni el tiempo había logrado curar.