LA ADOLESCENCIA (parte 3)
Aug 6, 2025
Nunca me enseñaron que alguien podía hacerte daño sin gritarte o hacerte sangrar.
Que hay relaciones que te rompen… sin levantar la voz, sin golpes, sin escándalo. Me enseñaron a decir “no” al cigarrillo, al alcohol, al sexo sin protección, pero nadie me enseñó a decir “no” cuando alguien se aprovecha de mi culpa o por lo que me hacen sentir que lo es), cuando me hacen sentir menos, cuando todo es mi responsabilidad si las cosas salen mal.
Hay amistades que duelen, pero como no son novios, como no hay besos ni promesas rotas, nadie las llama tóxicas. Nadie las mira dos veces. Pero están.
Esa persona que se burla de vos frente a otros y después dice que “es joda”. El amigo que solo te llama cuando necesita algo. La amiga que te compara todo el tiempo y te deja con una sensación de no alcanzar nunca. Esos momentos donde intentas abrirte con las personas que "supuestamente" te deberian apoyar, pero de la nada todo se vulve sobre sus experciencias. ¿Un mal día?, no puedes quejarte, el suyo fue peor, o tratan de decirte que "te entienden" mientras te cuentan todo su día sin dejarte hablar dos segundod. Y claro tu eres el amigo que siempre esta, el que nunca falla, comó se te iba a ocurrir si quiera la idea de poder tener un mal momento.
Y uno se queda. Porque “mejor esto que nada”, porque “igual me hace reír”, porque “no tengo tantos amigos”, porque “es así, no lo hace de mala manera”, porque "quizas solo estoy sobrepensando todo". Pero sí. A veces lo hace de mala manera. Otras veces simplemente no le importas tanto como tu quieres creer.
En la adolescencia, lo tóxico a veces se disfraza de pertenencia. Y tragás cosas que no deberías tragarte, con comentarios que duelen, bromas pesadas, indiferencia, desinteres intermitente que te hace estar confuso todo el rato y ya no sabes si creer en la persona o no. Y terminas en un estado de alerta continuo. Porque pensás que si hablas, si pones un límite… vas a perder lo poco que tienes...Entonces aguantás, y te adaptás, pero de a poco… empezás a volverte invisible para ti mismo.
Y en las relaciones amorosas es igual, o peor. Te repites una y otra vez: “al menos alguien me quiere”. Aunque te controle, aunque te haga sentir culpable por tener otros vínculos, aunque te pida disculpas cada vez, pero nunca cambie. Pero lo peor de una relación tóxica no es cuando te tratan mal, sino cuando te convences de que lo mereces, cuando ya no sabés si estás exagerando, si realmente eres tu el problema, el que provoca esas reacciones en la gente a tu alrededor.
Y piensas: “Capaz soy demasiado intenso. Capaz soy muy exigente. Capaz me molesta todo.”
Y no.No es eso.
Lo que pasa es que estás aprendiendo. Aprendiendo a poner límites, aprendiendo a escuchar esa incomodidad que se te mete en el cuerpo cada vez que algo no se siente bien, aunque no sepas explicar por qué, aprendiendo a desarmar esos vínculos que te hacen chiquito en lugar de hacerte crecer.
Y no es fácil. Porque cortar con alguien no siempre es gritar “hasta acá llegué”. A veces es simplemente dejar de buscarlo, o contestar más tarde, o no reírte de ese chiste que antes tolerabas donde se burlan deliberadamente.
A veces, lo más valiente que podés hacer…es irte. Incluso si no sabés adónde, incluso si te quedás solo un tiempo, porque si no te cuidas tus, nadie lo va a hacer por ti. Y merecés estar con gente que te haga sentir más TÚ, no menos.
Tampoco es solo malo vivir la relación desde dentro, las demás peronas de tu alrededor sufren, no más o menos que tu, pero lo hacen. Por qué ver a tu amigo llenarse de barro hasta el cuello...no es precisamente una sensación agradable. Quieres gritarle, decirle que salga de ese pozo, pero en el momento no te das cuenta de si eso le puede ayudar o aislar más aún.
Y claro, normalmente ese amigo, desaparece ddel grupo, se vuelve un fantasma de quien nadie quiere hablar por la impotencia que sentis todos de no saber que hacer, porque debemos tener en cuenta que estamos hablando de adolescentes tratando de salvar a otro adolescente.
Pero a veces no se puede, cuando la otra persona no pone de su parte es imposible. Y entonces piensas "si el no se deja ayudar yo ya no puedo hacer nada", y tienes un punto de razón...pero también es una excusa, para cuando ya no quieres seguir corriendo detrás de esa persona. Esa delicada diferencia slo la puede marcar tu conciencia, pero lo que tu conciencia diga no sera muy parecido a lo que la gente piense sobre tus actos.
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