Kenopsia de una sensación llamada muerte

Kenopsia de una sensación llamada muerte,
irreconociblemente conocida.

Pensamientos paralizantes,
¿me aferran al ahora o me hacen huirlo?
Deseo afluir con la vorágine de la vida,
resguardado por todos mis talismanes.

Pero esa palabra,
esa profana palabra llamada muerte,
me hiere con un traumatismo sentimental;
no puedo hacerle frente, no.

La asesina insaciable,
siempre presente mientras estemos.
En plenilunio, novilunio, alba, amanecer,
anochecer, ocaso...
ocasionando su único y mejor fin: eliminarnos.

El rito de iniciación hacia el fin,
la liminalidad entre la vida y la muerte,
entre el sueño y el descanso,
temporal o eterno.

Aún espero el eterno retorno,
aunque en verdad no lo creo.

Quisiera habitar los aposentos de la vida
y no acercarme a las orillas de la muerte.
Porque si hay un más allá,
no seré yo quien esté allí,
aunque lo fuera.

Y aun así, evitaría tu muerte sacrificándome,
por más que mi mayor miedo sea no existir.
Te encomendaría vivir por mí, pero...
no hace falta que muera para que vivas.
¿O tú crees que sí?