El tiempo. En otras palabras, lo único que tengo. El único valor que ostento frente a la inmensidad.
Cuando lo pierdo sin deliberarlo, me horrorizo. Me siento vulnerado. Pequeño, impotente.
Por un instante es como si olvidara que moriré de todos modos. Reniego. Me muero a la enésima potencia en una milésima de segundo. En mi mente ya no existe un aquí y ahora, sólo un pasado perdido y ese futuro eterno en el vacío.
Respiro, me traigo, de nuevo, al presente. Lo único que verdaderamente tengo, lo único que verdaderamente existe. No tengo tiempo, sólo esto.
De nada me sirve haces cuentas, cálculos. El resultado es y será 0. Siempre. Vivo sumando y restando en partes iguales, todo a la vez.
Pero, de repente, lo recuerdo. Recuerdo a quienes me han hecho perder el tiempo. «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Porque ellos también...
Al menos en ese sentido sí somos iguales.

NN
Les voy a ser honesto. Vengo escribiendo hace años, pero sin compartir nada. Últimamente siento las piernas cansadas, pesadas... Me cuesta dar los "pasos". Por eso decido correr.
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