Jodido Einstein.
Jul 9, 2024
...(Relato interestelar).
Jodido Einstein.
En Algyahs, los días de cuatro soles sucedían tras cada período de ausencia. En lo que se puede explicar para entendernos en la Tierra, vendría a ser una vez cada mes y medio.
Eran considerados días de fiesta.
Todo edificio se diseñaba y construía teniendo en cuenta este aspecto de la astronomía local.
Cúpulas transparentes coronaban toda estructura habitable.
Los amaneceres y las puestas de sol eran de obligado cumplimiento cada día que sucedían.
Tengamos en cuenta que con cuatro astros deambulando, las noches eran allí un bien muy escaso.
Lakym, el único verdadero amigo que tuve en aquel lugar, se ganaba la vida con ello. Su idea de un servicio de todo incluido antes, durante y después de cada evento 'Quattuor', resultó un éxito inmediato.
-Fuego, Tierra, Aire, Agua.
-Hidrógeno, Nitrógeno, Oxígeno, Carbono.
-Salud, Dinero, Amor, Sexo.
-Música, Filosofía, Ciencia, Asueto.
El compendio era eficaz. La base de todo estaba en ese cuarteto de unidades de cuatro elementos.
Los algyahsianos eran eso. Los terrestres somos eso.
Me costó adaptarme al regreso. Volver a un planeta como la Tierra, tras haber vivido aquello, fue como si perdiera la capacidad de apreciar los colores, como verlo todo en grises.
Mi viaje, además, había sufrido la contingencia de la relatividad del tiempo, y, cuando regresé, Yuna, hacía años que había muerto.
Mi galga afgana fue mi único amor verdadero.
Leticia Sabatherk fue tan solo un entretenimiento pasajero.
No solo mi compañera canina había desaparecido, tampoco quedaba nadie que yo hubiera conocido. Ya nadie tenía constancia de mí ni de mi expedición.
Sin oficio ni nómina ni casa ni un lugar donde ubicarme, intenté hacerme valer contando la historia de mi trasiego galáctico, pero a esas alturas ya la Humanidad había conquistado mundos de sobra como para interesarse por uno más, tuviera los soles que tuviera.
Había, eso sí, un eficaz sistema de atención a los necesitados y no tuve que mendigar ni rebuscar en la basura. Por cierto que ya no había basura.
En mi mente, mientras hacía el trayecto de vuelta a la madre Tierra, yo era un héroe y me imaginaba ser recibido como tal y dar discursos y conferencias y entrevistas... la decepción fue enorme, y encima en blanco y negro.
Hoy, senecto como pocos, asumida mi suerte, echo de menos a Lakym, su voracidad con el líquido elemento, su insaciable necesidad de sexo (me costó acostumbrarme a lamer tanto bulto y tanto agujero), y, por supuesto, aquellos cielos...
Hice mal en volver aquí. Mi sentido del deber me ha jodido la vida.
Y encima se ha vuelto a poner de moda el reggaetón.
... llévame pronto.
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