El primer color no fue al cerrar los ojos,
fue al mirar adentro, al desnudarlo todo
y perderlo en el tiempo...
las letras, los poemas, inventar finales,
distintos escenarios,
lo etéreo, la incertidumbre y el miedo
que me empuja todo al abismo de quererlo,
de pensar en la primera vez que te vi,
de la primera vez que mi pecho explotó al escuchar tu voz,
de la primera vez que me levanté pensando,
y quizá también, de cuando me acosté proyectando.
De pasar al lado tuyo y saber lo que siento.
No existió, desde el principio de los tiempos,
algo tan genuino, tan atrevido
y a la vez tan efímero y correcto.
El primer color no fue al mirar adentro.
El primero fue pasar por detrás tuyo
y vibrar, sintiendo que la conexión trascendía
y quería ser más que nosotros viéndonos.
El primer color fue todo eso,
y también fue mirarte a vos
y sentir que estaba bien... esto.
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