En medio del campo, bajo el sol ardiente,
florece una rosa de aroma silente.
Sus pétalos brillan, su tallo es erguido,
pero guarda un eco, un dolor escondido.
La gente la admira, la llama belleza,
ignora que vive con tanta tristeza.
Sus raíces tiemblan, su savia es quebranto,
y en cada latido se esconde un espanto.
No pide rescate, no grita su pena,
la cubre el rocío, la envuelve la escena.
Pero si te acercas, si miras profundo,
verás que su alma no es de este mundo.
Porque hay flores tristes que ríen al viento,
que esconden abismos tras su movimiento.
Y aunque parezcan solo color y fragancia,
son versos callados, son pura distancia.
Así es el humano, jardín disfrazado,
con flores que ocultan lo que han llorado.
Y tú, que me lees, quizás lo comprendas:
también eres rosa,
que a veces se quiebra.

Aleja
Para aquellos amantes de las flores que buscan un reflejo en sus pétalos: sensibilidad, fragilidad, belleza y fuerza. 🪷
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