(IV) Desde el anonimato

Acompáñame al anonimato, a dónde nos lo podemos contar todo. Ignora por un momento mi elocuencia, mi baja frecuencia y lo redundante de mis versos, ( emitidos a 44Hz por cierto). Es difícil el proceso por qué admirar es simple, pero ser creador es otra cosa, es el ser selectivo, creativo, cuidadoso con la fricción del xilófono de aluminio. Pero tú caso es diferente, tus versos son la ruptura, (emitidos a 130Hz por cierto), pasillo  a este segundo plano, por qué observó lo que observas, observas lo que observo. Por qué vivir es eso, es elegir entre todas las posibilidades, entre esa armonía, ese sentimiento, en decidir si sonreírte después de la tercera cuadra, o sencillamente esperar una irrupción metódica de tu mirada. Pero estos versos, son el reflejo de una antipatía visceral proyectada, que eclipsa con el desdén de tu argumento, una lucha contrastada entre mi redundancia genérica, y tú ambigüedad impredecible. 

Tu maestra de lo desconocido, encuadrada  por un arquetipo metódico, catalizador de esta epifanía que proyectas en mi. Por qué sabes que te observó, desde la infinidad del temario consecutivo de los acontecimientos y nuestras palabras. Ahora lo limitado del asunto, es que logres darte cuenta que eres tú.