La vida puede tener muchos colores, y los colores tienen vida, es verdad.
Incluso la verdad tiene su color y por lo tanto tiene vida. Y la vida es verdad en si misma.
A mí no me preguntes por el color, qué color soy, qué color no soy, vos solo mira.
Deja que el color mismo sea la respuesta y no lo que yo pueda decir de él.
Deja que fluya, disfrútalo.
No tengo respuestas de color divido invisible para ojos muertos.
Vivo mientras el pincel acaricia su lienzo, soy yo mientras el color arde en tu pupila.
¿A caso la vida con su sabiduría infinita no va pintando lienzos en nuestra alma y nosotros lo llamamos experiencia?
Entonces quiero ser ojos,
En el aire
En el mar
En el cielo
En la tierra
En el huracán
En la tormenta.
Quiero ser ojos de todas las cosas, de todas las formas, de todas las almas.
Quiero ver dentro del alma de la primavera, ver su color, mirar su iridiscencia .
Quiero romper esa ceguera ontológica que no me deja ver más allá de mi ser, que no me deja ver cómo miran los árboles, con su magnífica paciencia.
Quiero ver el corazón negro profundo de la noche y nadar en esos colores que con ojos de humano no puedo ver.
Quiero ver cómo mira la Luna a las estrellas, quiero ojos de eternidad para ver la inocencia del tiempo.
Quiero mirar cómo mira la muerte, precipitando en un cumulo de carne y hueso. Quiero ver lo prohibido, mirar con ojos de pecado. Ver desde la óptica del asesino y resolver su drama y martirio.
Que quién mate se vea desde los ojos de su víctima y muera junto a ella en su última visión.
Me gustaría mirar cómo mira el más malvado de los villanos, el que es lobo para su propio hermano.
Resolver su vacío de color, su resplandor indiferente y quizás plantar algunas flores en su desértica mirada.
Quisiera ser color para ojos inquietos, desvanecerme en leve ternura, amanecer tenue cual primera luz del día sobre un pecho de verano junto a mejillas de terciopelo.
Ser el color qué une dos cuerpos de extremo a extremo.
Ser el color qué toman dos almas al fundirse una con la otra. Color Afrodita.
Quisiera ser el color del tiempo, incluso en las horas muertas. Color aburrimiento
Color futuro. Color orgasmo. Color poeta. No importa cualquiera sea el que calme mi sed de ver.
Y por ver quiero verte dos veces, encima y debajo de mí, de lado a lado, de cabo a rabo, a cada rato.
Verte vestido de verso a mitad del poema invocando todas mis pasiones.
Tantos ojos como colores, tantas cosas por ver y a veces apartando la mirada.
Quisiera perder el tiempo y verme como aquellos que no me aman, pero no tengo color para eso porque no tengo tiempo para el odio.
Para el resentimiento, la envidia, la avaricia.
Sólo hay tiempo para llegar a tiempo. ¿A dónde? No lo sé, a algún lugar.
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