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Invierno del 78

Sep 29, 2025

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Invierno del 78
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Sobre las alfombras impolutas de la parte trasera del coche yacían los cuerpos, golpeados y encapuchados. No había juez ni jurado esta vez, sólo la salvaje ejecución de un crimen planificado a la perfección. Jadeaban en un vaivén irregular, atrapados entre el shock y la lucidez atroz de saber exactamente lo que ocurría.

Lo intuían con la certeza del condenado, lo peor aún no había sucedido.

Las botas de cuero lustrado presionaban con indiferencia sobre la humanidad corrompida de Carla y Lucio que resistían padecientes, el hundimiento de las suelas asfixiantes sobre sus tráqueas, talones y abdómenes.

Los oficiales parloteaban y compartían carcajadas sobre anécdotas que nada tenían que ver con lo que sucedía. Un trabajo de rutina, con la insensibilidad y brutalidad que muestran los depredadores una vez que tienen a sus presas bajo el terco filo de los colmillos. 

El, desmayado después del golpe, derramaba sangre y enchastraba tanto su capucha como el tapizado. Ella, temblorosa, sostenía a su pequeño bebé que se ahogaba en un llanto desesperado. Con la poca dignidad que le quedaba, lo abrazaba como a un último refugio. 

—Cállalo o lo callo yo —gruñó uno de los militares, dejando caer la ceniza de su cigarrillo por la ventana en forma de sentencia.

—Por favor… es un bebé —alcanzó a suplicar. Luego, en un murmullo quebrado, le habló al niño con una dulzura febril—. Acá está mamá, mi amor, no pasa nada… shhh… descansá.

El Falcon devoraba la Avenida del Libertador a toda velocidad, atravesando semáforos en rojo como si no estuvieran allí.

Afuera, la ciudad se desdibujaba bajo el frío y la niebla: calles desiertas, postes que iluminaban todas las mentiras camufladas de verdad ,y persianas bajas que se convertían en párpados cerrados.

Todo callaba con cómplice precisión en aquella noche infame. 

Estaban solos. Y la soledad, en esa hora sin tiempo, era más brutal que los hombres armados que los escoltaban. 

Nadie iba a ir a buscarlos, solo quedaba desaparecer. 

¿Dónde estará Dios ahora mismo? Se preguntaban. 


Facundo

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