Invernal,

Tengo un nombre, solo me queda eso,

sin embargo, ya ni lo sostengo.

Lucho por desenterrar la lengua de mi paladar cuando se trata de hablar de ello, pero las palabras siempre quedan en cero.

Con tanta fuerza de voluntad, trato de recuperar aquello que me perteneció pero en cuánto pasa por un borrador no hay como recuperar el verso.

Incluso la figura que se delinea en el reflejo del espejo en cuanto me paro enfrente se desvanece, no tienen una estructura, un orden o una posesión porque no hay nada que me haga volver a tener una estructura figurativa ante la visión.

El marca pasos son el crujido de los talones en cuanto se tuercen al caminar por el borde, desobedezco al llamado de mi nombre.

No queda marca de lo que estaba, no sé quién soy o cómo soy, no sé cómo describirme y solo decía mi nombre.

Pero mi nombre ya no es, no cumple el identificarme porque ya no lo sostengo.