Invasión

Es la 01:00 am, desperté y miré el techo, volteé a la ventana, todo oscuro, todo silencio, de repente se escucha pasar un automóvil. Tomo en mis manos el móvil, nervioso lo desbloqueo, no entiendo por qué. Sonrío al no hallar nada, creo que una vez más soñé que estabas ahí, y algo me llevó a abrir los ojos y evitar que me durmiera nuevamente. Con desgano me siento del lado izquierdo de la cama, se escucha cómo rechina y truena un resorte, temo que he subido de peso. Enciendo la luz del baño y me refresco un poco la cara, el gua está fría, me miro en el espejo, aún hinchado por el sueño. No quiero apagar la luz, me hace pensar que tengo compañía, pero, a quién engaño, no es así.

En el sofá está el libro que dejé anoche, lo tomo, pero no quiero leerlo ahorita, me regreso por el móvil, posiblemente el cero de las notificaciones haya cambiado a uno, pero solo han pasado diez minutos desde la última vez que la vi. Cuál es tu necedad me digo para mis adentros, no va a suceder. Suspiro.

Deambulo por la sala, veo parpadear el foquito rojo de la cafetera, que a veces no me deja dormir, pero me hace compañía, cierro la llave del lavabo que goteaba sin cesar. No hay más, te extraño. Tú estás dormida, no te imaginas que te estoy pensando, que me invades cada noche y te adueñas de mí. Soy por completo de ti.

Jalo un poco la cortina, nada. Es acaso lógico sentir todo esto, quizá si le buscas la respuesta sensata no lo es. Pero eso es lo bonito de la locura, todo puede suceder y a mí me sucede esto, te extraño, te sueño, te pienso.

Me asomo por si veo a la luna y a través de ella pueda devolverte el beso con el que me has despertado, para que también lo sientas cuando por tu parte abras los ojos y quizá, solo quizá me cruce yo por alguno de tus pensamientos. Invadirte como tú lo has hecho conmigo. Que te sientas como yo me siento con solo pensarte.

Una vez más mi terquedad me lleva a tomar el móvil, ahora me dispongo a escuchar música, una nueva canción que dedicarte, posiblemente en un horario que no sea imprudente te la haga llegar, que me ayude a robarte un suspiro, que te sea tan bella y quieras escucharla cada que te acuerdes de mí. Posiblemente cuando inconscientemente desees mi compañía, aunque yo no lo sepa pero que me lleves a tu lado.

El sueño se fue por completo, pero es hora de volver a intentar dormir, pidiendo a Dios me hagas despertar una vez más con tus labios sobre los míos, si es que logro conciliar el sueño una vez más y si no, pues que a la noche siguiente llegues como siempre a arrullarte en mi pecho y acurrucarte en mis brazos. Que invadas cada uno de mis movimientos tal y como lo haces ahora.