Siento como si me hubieses arrancado el corazón de cuajo
y te pusieras a escribir con la sangre
cada uno de mis defectos
en una pizarra grande y oscura,
que termina manchándolo todo de negro.
Sin embargo, te sigo mirando con ojos de amor
y pienso, qué herida tan grande le he abierto yo
para el nivel de represalia empleado en mi contra,
te considero casi como un animalito herido
al que acorralaron contra una pared
y no tuvo más remedio que morder,
morder fuerte, fuertísimo, hasta el sangrado.
Cada descarga que hiciste, cada sentencia en mi nombre
que tiró por tierra casi dos años en los que intenté ser lo opuesto,
fueron como esos golpes de una canción que escucho seguido;
recibiré los golpes por ti,
porque si te rompes, me rompo también.
Tengo que admitirte,
que me duele más todo lo que dijiste,
que el final en el que todavía no caigo,
porque me siento ahora desdibujada en tus ojos;
una versión pobre y mezquina de quién quise ser para vos.
Sueño con vos y caminamos juntas,
yo puedo todavía ir del brazo a tu lado
y te pido perdón por haberte presionado la herida,
como si no fuera yo quien la abrió.

Florencia Velázquez
Escribo como evidencia de que aún estoy viva. El libro está en proceso, lo actualizo cada vez que me inspiro.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión