...
Los males del mundo.
Un homosexual no provoca una guerra por su condición sexual.
Las guerras, los genocidios, las diásporas, la enorme miseria, la mayoritaria pobreza, tienen una sola causa y origen: la usura. Todos los problemas globales son por culpa de eso que se da en llamar Economía, y que no es sino la avaricia, el ansia de tener más y más y de no perder nada de lo mucho que tienen quienes más tienen.
Los muy ricos son un ejército de jinetes apocalípticos que emplean ingentes cantidades de dinero, energía y tiempo en seguir siendo lo que son, en ampliar sus fortunas y su Poder.
Ni un solo grano de trigo crece en una sola espiga por la labor de uno solo de ellos, y, sin embargo, son los amos del hambre del mundo, de la paz de los hogares, de las vidas de millones de seres humanos.
Despachos altos con vistas a despachos altos. Sus horizontes son muy cortos, muy opacos. Necesitan no ver lo que hacen con el mundo, con la naturaleza, con los niños. Si cada segundo fueran conscientes de modo palpable y contable del enorme, continuado y terrible daño que causan, quizás abrirían sus altas cristaleras y saldrían volando. Hacía abajo.
Solo no saber les permite seguir haciendo lo que hacen, vivir como viven. Matar como matan.
Es terrible saberse congénere de toda esa gentuza para la que yo (y somos millones de yos) solo soy mugre prescindible, sin valor. Eliminable.
Trajes caros, corbatas caras, relojes caros, mesas caras, alfombras caras, agua cara, droga cara. Y mucha, mucha y muy dura cara.
Y se ponen serios frente a las cámaras de televisión. Se sienten importantes, imprescindibles, superiores... No sabrían como cultivar una zanahoria, pero están seguros de que sin ellos, nada.
Entre todos eso, la semana del orgullo molesta a muchos, como si ese orgullo les estallara en la cara, les ofendiera, les hiciera daño. Me resulta extraño. No lo comprendo, pero es una realidad y debe tener alguna lógica: ignorancia, prejuicio, hipocresía, odio irracional... ¿No se dan cuenta de lo que de veras es el mal?
La podredumbre del mundo tiene una causa global, simple, evidente. Todo lo demás (culpar al inmigrante, al de otro color de piel, al de otra religión, al de otra opción sexual, etc...) son juegos de trileros, argucias, desvíos de atención, escudos falsos, efectos especiales... Todo lo demás es fuego de artificio para que el mundo no vea lo que de veras sucede.
Saben hacerlo, pueden hacerlo, quieren hacerlo. Lo hacen.
Y, como no queremos ni mirar, no lo vemos.
Malditos somos.
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