Inherencia a la existencia

La clave del pormenor se ha debilitado conjuntamente a su victima. No se ha olvidado, tampoco se va del todo; insiste en reaparecer y contraponer a su propio yo como se es debido, o bien, como pericia de la muerte representándose a si misma.

La irrelevancia de su queja no es novedad, ya tratándose del mismo infortunio emocional que opaca el sentido de consciencia orgánica.

Por lo demás, pareciera que se detiene y concluye en un punto de no retorno. El dejavu de una percepción que se desconoce mirándose con una blanca expresión, teniendo puesto un velo cubierto de osmio para evitar la efervescencia.
Cualquier tacto es y será una inexacta invitación a la paciencia. Aunque bien, no se espera mas allá de otra petición inútil.

No se requiere mas allá de un conocimiento para ver la debilidad y lo quebradizo de sus adentros; de todo lo que se cree esta hecho por el momento.

Revuelta la cabeza en un frío preciso de manos vírgenes, es ahí donde se vuelve a cuestionar todo rastro de sanidad.
El punto del engaño es eso mismo, creer que la irritabilidad es aún una prueba de su propia existencia. La negativa a su suposición es otra gota de satisfacción añadida a la taza de autodesprecio.

Se ha condenado a dejar de ser hasta morir, sin embargo, esta negada a la posibilidad de hacerlo. Físicamente, la marga todavía no la consume; se piensa que no es el momento. La verdad, no la necesitan, nunca lo han hecho.
Pero desconocer que la resignación en su estado maltrecho es igual un modo de dejar su esencia perecer, hace que su endeble ser sea vista como desvergonzada al denotar la pizca de esperanza que resguarda.

Y es que para el momento, una inminente oscuridad la persigue. Teme; certeramente no busca morir, no quiere hacerlo, y no por el miedo o el inconcluso deseo allegado, sino por todo coroto que se muestra satisfecho en su lecho.

A pesar de haber dejado morir sus adentros, aún hay luz colándose por las rejas de la repetida consciencia. El actuar para evitar que se apague debe ser rápida. Lo sabe. Siempre lo ha sabido.