Informe sobre la visita a Kepler-X340-/ Un escrito de ciencia ficción.

21 de octubre de 2535

Nombre del delegado: Víctor Carter

Asunto: Reporte sobre la visita a Kepler-X340

La honorable asamblea de nuestra nación me permitirá, antes de exponer los pormenores de mi visita a Kepler-X340, ofrecer algunos antecedentes históricos que acaso resulten esenciales para que los lectores de siglos venideros comprendan la magnitud de este informe.

En el año 2500, la humanidad fue contactada por una especie inteligente: la primera de la que se tuvo noticia. Los Keplerianos, como ellos mismos decidieron llamarse —quizás como un gesto de cercanía hacia nuestra especie—, provenían del planeta Kepler-X340, un mundo situado a sesenta mil millones de años luz de la Tierra. Dicho planeta había sido bautizado así por nuestros astrónomos en el año 2300, tras ser clasificado como potencialmente habitable; lo que entonces ignorábamos era que los Keplerianos ya nos observaban desde hacía tiempo y tenían acceso a nuestras bases de datos.

Para nuestra sorpresa, los Keplerianos resultaron ser descendientes de una especie emparentada con los primates, aunque sus cuerpos y facciones diferían parcialmente de los nuestros. No es mi propósito, sin embargo, ofrecer aquí una descripción taxonómica —remítase el lector a la carpeta 346, Informe taxonómico y genético.

Los Keplerianos, que habían aprendido y asimilado nuestro idioma, presentaron su civilización y su propósito: permitir que la humanidad visitara su planeta. Las razones de tal invitación, a estas alturas, son de dominio público.

Para cumplir ese fin, una delegación de científicos fue seleccionada: treinta y seis en total, conforme a las condiciones impuestas por ellos. Esta asamblea me concedió el honor de formar parte de aquel grupo. Mi tarea consistía en comprender, hasta donde me fuera posible, el sistema político de los Keplerianos. Fue una empresa monumental. Sin embargo, he aquí un resumen de mis observaciones:

El número de habitantes de Kepler-X340 está limitado a trescientos mil.

El resto del planeta se mantiene como un vasto y vibrante ecosistema, poblado por millares de especies de flora y fauna. Para los Keplerianos, la moderación demográfica significaba la disolución de la mayoría de jerarquías, la preservación de la libertad individual y la prosperidad colectiva. La vida de un ciudadano común apenas difería de la de sus líderes.

Los Keplerianos son seres de una espiritualidad tan profunda que resulta casi inaccesible para nuestra comprensión. Este delegado tuvo el privilegio de llegar durante la celebración de las elecciones de su administración central: un consejo de individuos que define la dirección del planeta, delibera sobre el desarrollo de nuevas tecnologías y, entre otras funciones, decide el contacto con otras civilizaciones inteligentes.

Este consejo ostenta un cargo vitalicio, y cada uno de sus miembros es preparado desde el nacimiento para asumirlo. Sin embargo, conservan la libertad de renunciar en cualquier momento. Cuando uno de ellos debe ser reemplazado, el candidato enfrenta una prueba que nuestros sistemas políticos y nuestra historia jamás habrían podido concebir.

La prueba consiste en cinco sesiones progresivas con una sustancia que, según nuestros biólogos, guarda semejanza con la psilocibina terrestre. La ceremonia se celebra en una cámara de cristal que emite una luz blanquecina y permanece completamente insonorizada. Durante el proceso, cada participante es observado por toda la nación; la transmisión es pública, de modo que cualquiera puede presenciar el acontecimiento.

En cada sesión se administra una dosis que, en términos comprensibles para nosotros, equivale a:

1.ª sesión: 10 gramos de hongos Psilocybe

2.ª sesión: 20 gramos

3.ª sesión: 30 gramos

4.ª sesión: 40 gramos

5.ª y última sesión: 50 gramos

Durante el período de la prueba, el individuo solo puede ingerir agua y abandona la cámara únicamente para dormir o atender sus necesidades corporales, siempre bajo estricta supervisión. Puede dimitir en cualquier momento del proceso.

Aquel que logre sobrevivir debe ser posteriormente elegido por voto popular. Si ninguno es elegido, el proceso se repite. Para los Keplerianos, solo quien ha accedido a la conciencia universal y ha revelado su verdadera naturaleza ante todo el planeta es digno de ocupar un puesto de tan altísima responsabilidad. No basta el conocimiento técnico ni el intelecto: los líderes son la encarnación suprema del autoconocimiento, la belleza, la verdad y la colectividad. El liderazgo, para ellos, es un estado del ser, no una forma del poder.

Registro histórico hallado en 2830. Desde este punto, las notas son ilegibles.