Inexistente

Llorar un día no, llorar todos los días después del trabajo. Lloré todos los días de agosto, de septiembre, de noviembre por la humillación y el maltrato laboral y vos pensaste que estaba exagerando y ahora no quiero ni mencionar la calidad de tus acciones. No lo pensé un día, lo hice todos los días mientras arruinaba nuestros momentos de amor. Ese que alimentaba todos los días yendo a buscarte con mates y unas peras (porque es tu feuta favorita) unas galles súper ricas a la salida del colegio y que demos nuestra religiosa vuelta al bosque. No porque quería sino porque necesitaba cerrar una idea y sentirme bien en el trabajo que nos daba un ahorro para nosotros y una vida mejor. Resistí hasta la última gota de mi misma y no te importó y dijiste que "lo iba a volver a hacer" y te fuiste. Uno no elige ser objeto de abuso. Te arrepentiste del espíritu de toda nuestra relación en dos palabras y pegaste un portazo que me hizo desaparecer. Como si nunca hubiera existido. Mi alma esta destrozada y ya no hay salida. Como si nada hubiera pasado y no se trata de ego (podrán decir lo que quieran) se trata de amor, de reconocimiento al esfuerzo del otro. Te extraño aunque no se si lo mereces. Te busco en los juegos, en la friki. Quiero ir pero también te busco a vos. No puedo ni con una simple narración. Encontré las hojas de vampiro. Tenían algo de tus letras indicandome alguna instrucción, algo de tu amor. Ojalá algún día veas el mío junto con mi verdadero temperamento lejos de la vehemencia correspondida a articulaciones del dolor que mías no son. No creo verlo. Ya no se quién soy ni qué quiero realmente o si alguna vez realmente me encontré. Me orienta lo que pude hacer y sostener. Y para vos simpre fui una inexistente decoración, así se siente, inexistente.