Inefable

¿Puedo confiar en la felicidad?

Tomar tu mano y vendar mis ojos.

¿Puedo soltarme de todo prejuicio?

Callar mi mente que solo hace bullicio.

Silenciar aquellas voces que no me dejan amar,

que abrazan y no dejan respirar.

El miedo de un corazón roto

su más oscuro pesar.

Al principio no creía nada, tenía miedo.

Me aferre a que sería pasajero,

no quería encariñarme con tu ideal.

No se que hiciste que no te dejo de extrañar.

No me dieron un contrato que firmar,

no me dijeron cuánto iba a durar,

tampoco si era la decisión que debía tomar.

pero me lancé al abismo de tu amar.

Tus manos cálidas sujetaron el caos.

Todo se detuvo, silencio.

¿Dónde se fueron todos?

El desastre, el bullicio.

Esto es nuevo ¿Tengo que desconfiar?

Tengo que sabotearme, la paz es traicionera.

No confío en lo bonito, en lo tranquilo,

pero confio en ti,

y tu voz dijo “Todo va a estar bien”

y le creí.

Yo no te estaba esperando,

llegaste acompañado.

No se que me hiciste,

me miraste y olvidé el pasado.

Todo se detuvo, silencio.

¿Estás segura de volver a confiar? 

Tus brazos me envolvieron y volví a respirar.

Tus manos me tomaron, tus ojitos me brillaron.

¿Porque no te puedo dejar de mirar?

Acaparaste mi mundo.

Te veo en cada lugar al que voy.

La felicidad es traicionera.

No confío en lo bonito, en lo sano,

pero confio en ti,

un privilegio que no tiene cualquiera.

El miedo sigue, la inseguridad persiste,

pero cada vez son más pequeños,

desde que tú existes.

Palabras, secretos, dibujos y amuletos,

kilómetros caminados, 

fotografías, que con un flash guardaran

el recuerdo de aquel momento 

donde volví a confiar.

No se que hiciste, ni como decirte, 

cómo explicarte, cómo llevarte;

llevarte conmigo a todas partes

porque donde estas tú

encuentro silencio. 

La vida es un desastre, es ruidosa.

Dime si ya puedo ser tu esposa?

No se como lo haces,

traer esa paz soñada, es como escuchar un cuento de hadas.

Esa tranquilidad que me ahoga pero

puedo respirar bien con ella.

Almas perdidas, lastimadas,

conectaron sus miradas.

Todo muy tradicional.

Esto no es un cuento de hadas.

¿Acaso puse algo en las almohadas?

No estoy soñando, pero soñe con tu mirada.

Y no puedo dejar de mirarte, es algo inevitable,

y tenerte a mi lado es algo inefable.