cientos de nombres,
rostros y canciones
pasaron por mi cuerpo
hoy la memoria me llama
y el viento atraviesa mis piernas;
con pena —pena, pena—
lo recibo
corro de nuevo entre la hierba
que sube por mis pies descalzos
y agradezco —agradezco—
poder ser libre,
no sobresaltarme de miedo,
no recelar de la soledad
ni de mis pensamientos
todo mal que vivió en mí
se ha quedado atrás
y cuando la memoria me llama
nace un ardor
que me martilla,
preguntándome
dónde quedó la ternura
que un día habitó en vos
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