es ajeno
tu rostro
tu mirada desdibujada
del panteón de mi mente
donde la devoción usada
desconcierta,
se vuelca de los viejos amores
que destiñen
y guardan
caleidoscopios:
acepto que nunca me alumbra
la luz correcta
o que siempre estoy
mal ubicada.
pero todavía atrapo
atisbos de luna
en el helado sándalo
que colisiona
cuando abro la puerta
de donde ya
no recuerdo
cómo dormían tus huesos,
tus lunares
distendidos
y arrancados,
tus secretos
rincones,
tu semblante sombrío—
tus secretos.
ya no leo la fortuna
ni pondero los sueños
ni estrellas
mucho menos
te recuerdo
en mi cama,
cuando te embrujaba
para quedarte.
ya no veo tu cuerpo
ya no escucho tu voz
y hasta olvidé
cómo te referías a mí
cómo decías mi nombre.
ya no
ya no sos el futuro predestinado
sos un amor fantasma
que habita
los viejos recuerdos
que me entorpece
el volver a empezar
más que nada
cuando llueve
y no es verano
y cuando en un mes es invierno
y quién me enlazará
en sus brazos
a través
de la tangente ola polar
todavía leo tus palabras gastadas
y hasta leí tus cartas al fuego,
tus espejismos furtivos
y tus secretos
mal escondidos
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