Quisiera no tener que sentir que exijo por lo mínimo que merezco: el mínimo interés, una suave caricia, un dulce beso, un fuerte abrazo. No quiero que parezca un reclamo, sino el eco de lo que mi alma necesita para sobrevivir. Porque a veces el amor se mide en detalles, en esas pequeñas cosas que parecen insignificantes pero que sostienen la vida. Y yo, lo único que quiero, es sentir que estoy en tus manos sin temor a caer.
Lléname de cartas, de esas que se escriben sin miedo a la exageración, donde las palabras se desborden sobre el papel como ríos descontrolados. Que tu lápiz desgarre la hoja como si cada línea golpeara mi corazón, como si al leer tus frases mi pecho se rompiera y se reconstruyera al mismo tiempo. Dame letras que me ardan, que me sacudan, que me hagan llorar y sonreír, que me obliguen a quedarme aun cuando el mundo me llame a huir.
Apaga mis pensamientos, esos que nunca se detienen, y reemplázalos con poemas que me arranquen las dudas de raíz. Poemas que me amarren a ti, que me hagan sentir tan querida que la idea de dar un paso atrás se vuelva absurda. Quiéreme sin reservas, sin medias tintas, de manera tan intensa que no exista espacio para las sombras ni para el miedo. Hazme sentir que todo lo que busqué siempre estuvo en ti, que este amor no necesita explicación porque se sostiene por sí mismo.
Abrígame entre tus brazos, haz que tu calor me envuelva hasta borrar las obsesiones, hasta que lo único que exista sea la calma de tu cercanía. Hazme perderme en tu pecho como si en él encontrara el único lugar seguro en este mundo. Dréname con tu calidez, vacíame de todo lo que pesa y devuélveme llena de ti.
Embriágame con tu boca, con cada roce de tus labios sobre los míos, con cada respiración entrecortada que me haga olvidar dónde estoy. Hazme sentir única en este mundo tan repetido y monótono, rompe la rutina con tu deseo, hazme eterna en cada instante en el que me miras como si no hubiera nadie más. Vuélveme uno de tus mayores anhelos, arráncame la piel cuando entiendas que ya es tuya, que no necesito otra pertenencia más que la que nace entre tus manos y mi cuerpo.
Pero al mismo tiempo, quiero que tiemble en ti un miedo sagrado, ese que te haga tocarme con la delicadeza de quien acaricia un cristal. Quiero que tengas tanto cuidado al abrazarme como si pudiera quebrarme en cualquier instante, porque así también sabré que comprendes mi fragilidad, que tu amor no solo es pasión, sino también respeto y ternura.
Que cada canción que escuches te recuerde a mí, que cada verso de otra voz resuene como si hablara de nosotros. Que cada referencia, cada paisaje, cada pequeño detalle se convierta en un «nosotros» tatuado en tu mente. Que me pienses en lo cotidiano, en lo inesperado, en lo que otros llamarían simple, pero que para ti siempre llevará mi nombre.
Quiero que tengas tanto terror de perderme como yo lo tengo por ti, que sientas ese vértigo en el estómago cada vez que imaginas mi ausencia. Aférrate a este amor con la misma desesperación con la que yo me aferro, con la certeza de que lo que tenemos es distinto, profundo, imposible de comparar con lo que conocimos antes.
Porque lo que siento dentro de mí no es común, no es pasajero, no es una ilusión más. Es algo que me quema y me sostiene, que me rompe y me reconstruye, que me arrastra y me salva. Es algo que no quiero soltar, algo que quiero que también te consuma, para que juntos descubramos qué significa realmente ser dos y, al mismo tiempo, ser uno solo.

Lyn.
Allí, en ese rincón olvidado de mi alma, se enredan las dudas y las nostalgias, formando un nudo oscuro que aprieta mi pecho y ahoga cualquier intento de alivio.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión