(II) Desde el escenario

Es un veredicto adecuado?, o solo una coartada bien definida, pero algo difusa (bastante difusa para mi gusto), sin bordes definidos y manchados. Solo algunas perspectivas y módulos en el techo, en este, un escenario que ya tenía una función preparada, unos parámetros y unos hechos algo predecibles, pero donde la cabeza del espectador está a la expectativa de llevarse una sorpresa, algún movimiento inesperado del personaje y su interlocutor, esa chispa que rompa ese canon tan definitorio, que lo hace vulnerable, idealista, de gran esperanza, y bastante charlatán. Las condiciones del juego sobre pasan sus habilidades lo que hace más heroica su aventura, o más abstracta su caída. Que pensara su interlocutor si supiera de sus mentiras, de lo que oculta por temor aceptar los hechos de esa incompatibilidad tan evidente que entristece al espectador. Una lagrima brota de este, y en esta pequeña partícula traslucida se refracta esa situación, esa epifanía evidente de que llegamos al clímax de esta historia (algo amarga para mi gusto). El personaje se manifiesta en el escenario, está preparado para cerrar con su interlocutor, con la cabeza y la mirada baja, y los brazos entrecruzados, la punta de los dedos congelados y ese idealismo algo fantasioso que termino por devorarle las posibilidades. Entendió que no es posible alterar lo inalterable, que no tiene permitido modificar el guion por más que el espectador lo demande. Caminando con cierta firmeza atraviesa ese público sinuoso, asimétrico, egoísta, mientras apoya los dedos en el borde del escenario, hace una reverencia de despedida afirmando su incapacidad de seguir, de complementarte de no llegar a esos espacios, de las palabras chuecas y sin sentido, del uso de adjetivos peyorativos, poco claros, cuando el fondo quiso ser admirativo, detallista capaz algo sentimental. -No intentes convencerme, alega su interlocutor, - No comprendes responde el personaje, - ¡Basta ya!, solicita el espectador. Se sujeta fuertemente de su asiento, con una mirada impotente, preparado para dar su verdecito, - Es la conclusión no hay duda alguna, afirma el espectador. Y qué pensaría, si supiera que siempre escribió para ella.